Imposible no reflexionar ante las noticias en las que un “no” expresado por una mujer no es escuchado. También, imposible no replantearse cuestiones personales y creencias sobre el mundo, sobre la dignidad de uno mismo, y sobre el sentido de control que tenemos sobre nuestras vivencias.
Y esto justo es la clave. No es no. Bien sea que un niño es maltratado. También, cuando dentro de una relación personal no se atiende a un no expresado por una mujer. O igualmente cuando extraños y/o conocidos ignoran un “no”.
Aunque menores son los casos, estaríamos en la misma situación cuando un hombre expresa un “no”. Conozco casos y son igualmente desagradables. Desafortunadamente, las estadísticas nos muestran mayor número de casos en la mujer. En ningún caso, un “no” debería ser desatendido. Como personas integradas en una sociedad, merecemos todos un respeto y un valor.
No, es basta. Decir no, es gritar para. No, es no quiero esto en mi vida. Gritar no, es decir que ahora mismo quiero otra cosa, y que tengo derecho a cambiar de opinión.
Negar la escucha de un “no”, no sólo afecta a la persona implicada afecta todas las personas que se relacionan con el hecho traumático. Así cuanto más cerca o más implicados estamos en un hecho traumático más probabilidad de que nos afecte también.
Negar la escucha de un “no” significa que justo en ese momento se desestabilizan, sino todas, muchas de las creencias básicas que necesitamos para vivir y desarrollar relaciones de equilibrio personal y confianza.
El coste emocional de negar que #noesno
Las creencias básicas son esquemas conceptuales que desarrollamos sobre nosotros mismos, sobre los demás y en relación con el mundo en general. Estas creencias nos ayudan a manejarnos con cierta sensación de orden y control en la vida. Esta sensación de control y orden, se modifican bruscamente cuando nuestra vida se ve interrumpida por hechos traumáticos como el abuso, la violencia, y la agresión sexual, entre otros. Y aquí es cuando, con mucha seguridad, surge el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).
Con una agresión aprendemos que el mundo no es bueno
Una de las primeras creencias que nos permite vivir nuestra vida de una forma adaptativa es considerar que por lo general el mundo es bueno. Ante un hecho traumático, estas creencias se caen.
Dejamos de creer que el mundo por lo general es benevolente, así como los hechos que ocurren en él
Las personas por lo general albergamos enfoques optimistas y creemos que ocurren más hechos positivos que negativos. Este enfoque optimista se relaciona con indicadores de bienestar como, por ejemplo:
- Menor reacción ante el estrés.
- Mejor capacidad de afrontamiento.
- Menor depresión y ansiedad.
- Mayor satisfacción con la vida y sensación de felicidad.
Así estas creencias crean un balance globalmente positivo del mundo en el que vivimos, ya que asumimos que podemos predecir un futuro positivo, y que tenemos pocas probabilidades de sufrir hechos negativos. Incluso consideramos que determinados hechos negativos son controlables. Estas creencias, por supuesto tienen mayor fuerza en las personas que no han experimentado hechos traumáticos.
No todas las personas que experimentan un hecho traumático desarrollan un TEPT, pero en caso de desarrollarlo, se reduce y se pierde:
- La sensación de invulnerabilidad.
- El grado de confianza que se puede tener en que se vivirán experiencias positivas.
- La satisfacción personal con la propia vida, las estrategias de afrontamiento y el sentimiento de felicidad.
Dejamos de creer en que el mundo social que nos rodea es bueno y que podemos confiar en las personas
En relación con nuestro entorno social tendemos a creer que éste es benevolente y que las personas, por lo general nos tratarán con bondad y respeto. Esta creencia nos permite desarrollar una buena integración social, un sentido de pertenencia, y unas buenas relaciones sociales positivas.
Las vivencias traumáticas y la violencia colectiva generan bruscamente la sensación de no saber, de no controlar y de no conocer, cómo se desarrolla el mundo. Así como también, provocan la ruptura de nuestra capacidad de confianza en la gente. Predecimos entonces, que el mundo no tiene sentido y que no existe cohesión social.
Ante una agresión dejamos de creer en el sentido del mundo, el control, el azar y la justicia.
Se asocia a criterios de salud mental desarrollar unas creencias sanas sobre la justicia en el mundo, así como tener un buen locus de control interno (capacidad para crear resultados a partir del compromiso y esfuerzo propio).
Janoff-Bulman (1992) diferencia dentro 3 tipos de creencias básicas y cruciales en nuestra vida:
- Creencias sobre el control del mundo, que se relacionan con nuestra capacidad de control.
- Las creencias sobre el azar, que se relaciona con la afirmación de que los hechos no ocurren por azar.
- Creencias sobre la justicia, según las cuales las personas reciben lo que se merecen, es decir que lo que les ocurre es justo.
Estas creencias cubren nuestras necesidades de mantener un enfoque relativamente estable y coherente sobre lo que ocurre en el mundo, de asimilar las novedades e integrarlas con nuestras creencias, reduciendo la incertidumbre y finalmente, de atribuir un significado al mundo, y de reforzar la consistencia entre nuestras creencias.
Así, cuando ocurre un hecho traumático como una agresión, el sistema que sustenta nuestra capacidad de control, la relación con el azar y las creencias sobre la justicia, se deshacen. Nos sumergen en un estado de descontrol total en el que aprendemos a que no podemos confiar en nadie y que no viviremos en un mundo justo.
Con una agresión se deja de valorar la dignidad de uno mismo
Para mantener una identidad personal y colectiva adecuada necesitamos creer en nosotros mismos. No sólo eso, necesitamos creer que somos merecedores y dignos de respeto. Así, según Janoff-Bulman (1992), es crucial que nos veamos a nosotros mismos como personas:
- Valiosas con una buena autoestima. Esta capacidad de valorarnos a nosotros mismos se relaciona con menores niveles de ansiedad y depresión, y con una mayor capacidad de reaccionar ante el TEPT. Considerarnos como personas valiosas nos permite, además, recordar con mayor frecuencia los hechos positivos y atribuir con mayor frecuencia los éxitos conseguidos en nuestra vida.
- Eficaces y con capacidad de decidir. Las personas que valoran que controlan su vida, reaccionan mejor ante el estrés, y sienten que tienen mayor capacidad de decidir libremente, y controlar su destino. Esto facilita un mayor ajuste psicológico.
Ante la vivencia de un hecho traumático, la percepción de valía sobre uno mismo es bruscamente atacada, así como la sensación de ser capaz de afrontar situaciones difíciles, y de decidir libremente sobre la propia vida. Estas consecuencias ponen en riesgo el ajuste psicológico necesario para vivir con nuestro pasado, disfrutar del presente y confiar en un futuro positivo.
Qué les espera a las víctimas de vivencias traumáticas
Para afrontar nuestra vida de una forma emocionalmente saludable necesitamos comprender las vivencias negativas que nos ocurren e integrarlas en nuestra vida: pasado, presente y futuro. Es importante también, que estos hechos traumáticos o negativos tengan cabida y ajuste con nuestro sistema de creencias sobre la justicia, el control, la ausencia del azar y el sentido del mundo. Las personas que han sufrido vivencias traumáticas necesitan encontrar respuestas a qué es, cómo y por qué ocurrió ese acontecimiento, que les desestabilizó por completo su sistema de creencias sobre la bondad y la justicia en el mundo.
Nolen-Hoeksema, S. y Davis, C.G. (2005) y Tennen, H. y Affleck,G. (2005) concluyeron algunas ideas sobre la búsqueda del sentido en relación a la vivencia de hechos traumáticos:
- No todas las personas logran encontrar un sentido explicativo a lo ocurrido. Entre un 35% y 60% de personas no consiguen encontrar un porqué a las pérdidas incluso varios años después de haber ocurrido el suceso.
- Las personas que no encuentran un sentido que explique el hecho traumático en un primer momento, siguen sin encontrarlo a medio y largo plazo.
- Sólo si se encuentra un sentido explicativo al hecho traumático a corto plazo se va a conseguir un mejor ajuste emocional.
- Cuánto más se tarda en encontrar un sentido a la vivencia traumática peor se valora el mundo, la justicia y el lado benevolente del mundo.
Así, encontramos que las personas que han vivido un hecho traumático tendrán, en la medida que su desarrollo emocional vaya mejorando, una ardua tarea personal de recuperar el sentido de sus vidas, de volver a valorarse personalmente y de reconciliarse con el mundo.
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¿En qué más necesitarán invertir las víctimas de violencia?
Entre otros retos, las personas que han sufrido una vivencia traumática necesitarán invertir en
- Reducir la asociación de aprendizaje que sea ha creado entre relacionarse con personas nuevas o conocidas y las consecuencias de peligro para la persona. Es decir, aprender a confiar de nuevo.
- Recuperar la estructura mental del miedo como un sistema adaptativo que nos avisa en caso de peligro real. EL TEPT genera una amplia conexión de estímulos reales e imaginados que provocan que la persona necesite evitar cada vez más estímulos o situaciones relacionadas con el hecho traumático original. Las personas que han experimentado abusos y agresiones necesitan ajustar la estructura mental del miedo y reducir la asociación de cualquier situación al hecho traumático.
- Volver a establecer el control de las situaciones, la atribución de responsabilidades y la integración de nuevas vivencias.
- Reducir la reacción de la ansiedad mediante la creación de nuevos recuerdos positivos ante nuevas vivencias relacionadas con el mundo, consigo mismo y con las personas.
- Disminuir las valoraciones negativas excesivas causadas por la vivencia traumática.
- Reforzar las estrategias de afrontamiento de la persona y aprender nuevos recursos psicológicos que reduzcan el impacto intrusivo que produce el recuerdo constante del hecho traumático.
- Trabajar la memoria traumática caracterizada por revivirse continuamente aumentando la sensación de que se experimenta de nuevo el trauma.
- Regular la rumiación de pensamientos negativos relativos a la experiencia traumática.
- Impulsar la capacidad para aplicar la inteligencia emocional para resolver los miedos y las emociones desestabilizadoras que siente la víctima.
- Recuperar la autoestima y la percepción de que se merece respeto y dignidad.
- Crear una vida con expectativas positivas sobre el futuro.
- Recuperar su identidad personal para evitar definirse como una víctima.
- Eliminar la sensación de culpa.
- Creer de verdad que su vida tiene sentido y que merecen sus ilusiones y objetivos.
Conclusión
Las vivencias traumáticas tienen un alto coste emocional para las personas que lo protagonizan. Fundamentalmente tienen un coste emocional:
- Sobre la expectativa y creencia de que el mundo por lo general es un buen lugar en el que habitualmente ocurren más cosas buenas que malas.
- En la confianza de las personas que nos rodean.
- Sobre la valoración de la propia persona como alguien digno de respeto y aprecio.
- Cuando se produce una vivencia traumática causada por otras personas y considerada como “evitable”, la sensación de dolor y desamparo es muy grande. Confiábamos en que el mundo en general es bueno. Entonces, a la víctima le queda un trabajo personal y emocional para recuperarse, y vivir el resto de su vida de la mejor forma posible.
Buenas noticias
En estos días en las conversaciones con mis clientes que han sufrido situaciones traumáticas similares me cuentan que están bien. Me comunican, que lo han superado y que ver este tipo de noticias, lejos de sumergirlas en recuerdos traumáticos, les han empujado a sentirse “como un león”. Mujeres con fuerza, y con una gran valoración de sí mismas, que han aprendido a confiar de nuevo en el mundo, sin dejar de potenciar sus recursos psicológicos.
¡Enhorabuena! 🙂 Y mi más sentido y emocionado agradecimiento por haber compartido conmigo su proceso de recuperación, y estos momentos de fuerza y valentía.
Mis mejores deseos de recuperación para todas aquellas personas, especialmente mujeres y niños que estén viviendo situación de agresión, abuso o maltrato para que puedan pronto recuperarse y salir del impacto de este recuerdo traumático.
Ojalá no sufras. De verdad, que ojalá, cada vez haya menos situaciones, por no decir cero, relacionadas con maltrato, violencia o abuso. Pero si lo has sufrido o lo estás sufriendo:
- Pide ayuda.
- Se puede superar.
- Puedes recuperar tu dignidad.
- Tienes derecho a decir no.
- Gestionar tu ansiedad y tu tremendo miedo es posible.
- Tú no tienes la culpa.
- Sigue habiendo un mundo mejor para ti y te lo mereces.
- Hay personas y profesionales que están contigo para lo que necesites.
- El estrés postraumático tiene solución.
#Noesno
Nadie es dueño de nadie
La recuperación emocional empieza siempre por un “quiero, a pesar de todo”
Fuentes
Begue, L. (2002). Belief in justice and faith in people: just world, religiosoity and interpersonal trust. Personality and Individual Differences, 32, 375-382.
Fernández, Itziar. Modelos para la comprensión de las respuestas postraumáticas.
Furnham, A. (2003). Belief in a just world: research progress over the past decade. Personality and Individual Differences, 34, 795-817.
Janoff–Bulman, R. (1992). Shattered Assumptions: Towards a New Psychology of Trauma. Nueva York: The Free Press.
Mas Hesse, Blanca. Modelos explicativos del Trastorno de Estrés Postraumático.
Nolen-Hoeksema, S. y Davis, C.G. (2005). Positive responses to loss: perceiving benefits and growth. En C.R. Snyder y S.J. Lopez (Eds.).Handbook of Positive Psychology. (pp. 598-603) Oxford: Oxford University Press.
Tennen, H. y Affleck,G. (2005). Benefit-finding and benefit-reminding.En C.R. Snyder y S.J. Lopez (Eds.).Handbook of Positive Psychology. (pp. 584-597) Oxford: Oxford University Press.
Foto tomada en Valencia. Grafitti de Julieta xlf.