El manual DSMV que manejamos los psicólogos para evaluar y diagnosticar, identifica el concepto de crisis de ansiedad (ataques de pánico). Este trastorno se muestra con la aparición súbita de miedo o malestar intenso. Alcanza su máxima expresión en minutos produciéndose entre otros síntomas: palpitaciones, dificultad para respirar, mareos, miedos, y sensación de irrealidad.
Ahora bien, cuando hablamos de crisis personal, hablamos de un decrecimiento de las habilidades de afrontamiento de situaciones cotidianas y vitales de la persona. Cuando se está ante una crisis personal, la persona siente que no puede avanzar. La persona se desmotiva, y su estado de ánimo disminuye. En ocasiones, este nuevo periodo en la vida de las personas se vive con gran ansiedad y con síntomas depresivos. Pudiendo también experimentar crisis de ansiedad (ataques de pánico) ante determinadas situaciones.
Las crisis personales pueden ser provocadas por multitud de vivencias como:
- Cambios drásticos o inesperados en nuestra vida.
- Llevar una vida de estrés y ansiedad continuada.
- Decisiones personales pendientes.
- Fallecimiento de un ser querido.
- Separación o divorcio
- Pérdida de un trabajo.
- Vivencia de situaciones de desastres naturales, ataques terroristas.
- Situaciones de maltrato y agresión, etc…
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Qué necesitas saber para superar una crisis personal
En las crisis personales la persona siente que no sabe cómo actuar y cómo afrontar su vida. Sus capacidades no le resultan eficaces para superar los retos diarios. Lo que antes le podía servir ahora no le reporta los mismos beneficios, ni resultados que antes. El descenso de la autoestima, y la falta de energía e ilusión, acompañan en muchos casos a los estados de crisis personal.
Qué motivos pueden provocar una crisis personal
Las crisis personales vienen definidas por el motivo que las provoca. A lo largo de nuestra vida, nos encontraremos con decisiones y vivencias vitales que pueden desestabilizar el equilibrio personal alcanzado hasta ese momento. No siempre una decisión clave en nuestras vidas o una vivencia importante generará una crisis personal. Ahora bien, podemos experimentar una crisis personal, en caso de no estar atentos a los cambios que se producen en nuestras vidas, y al restablecimiento de valores y habilidades que le corresponden a cada nueva situación.
Las crisis de ansiedad están siendo muy frecuentes hoy en día. Hay personas que conviven con estados muy intensos de ansiedad que tratan de manejar con fármacos puntualmente. Además, han asumido que su vida incluirá siempre estos niveles de ansiedad. Es muy posible que el uso exclusivo de fármacos en estas situaciones genere un problema. La persona olvida que necesita restablecer y superar nuevas habilidades personales. Así, podrá resolver mejor las situaciones cotidianas a las que se tiene que enfrentar. Con mucha probabilidad, sino amplía sus recursos personales, cada vez habrá más situaciones que provoquen nuevos estados de ansiedad. De esta manera, se fortalece la sensación de incapacidad de la persona. Invertir en desarrollar nuestras habilidades personales ayudará a restablecer el equilibrio personal.
Experiencias traumáticas o perder el trabajo son algunos motivos de crisis personal
Las crisis relacionadas con acontecimientos o experiencias traumáticas no superadas también están muy presentes en la sociedad. Las personas tratan de vivir su día a día sin haber resuelto duelos, separaciones, rupturas o situaciones de maltrato. Este intento de hacer “como si no hubiera pasado nada” les produce más ansiedad. Aumenta así, la falta de motivación, y los síntomas depresivos, que tratan de paliar puntualmente sin decidir trabajar y superar el foco del problema.
Los cambios de rol, como los que se producen cuando se pierde un trabajo también aparecen como motivos de consulta psicológica y desarrollo personal. Acostumbrados durante mucho tiempo a tener un rol en la sociedad y un espacio donde nos sentimos útiles, perder el trabajo puede suponer un gran desequilibrio personal. La pérdida de autoestima y la falta de identidad personal en el nuevo mercado laboral provoca que la persona no se sienta capaz de responder a las nuevas demandas laborales.
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Cómo ser consciente de que una crisis personal no debe asustarnos en exceso
Como somos personas adultas a las que nos gusta ser protagonistas de nuestra vida, lo mejor que nos puede pasar es experimentar algún momento de crisis y superarla. La experiencia personal es el mejor motivo que tenemos para seguir superándonos y creer en uno mismo.
De hecho, si revisamos nuestra trayectoria vital, seguro que encontramos momentos en que hemos tenido que hacer una profunda reflexión sobre lo que queremos en nuestras vidas. Esto nos ha permitido crecer y tomar decisiones. Este hábito es muy bueno para que esos momentos de desequilibrio vital no vayan a más.
En cualquier caso, una situación de crisis personal, es importante valorarla en su justa medida. Las emociones en una crisis personal son importantes y tienen un aspecto funcional al que es crucial prestar atención. Las sensaciones y sentimientos, que se experimentan en estos momentos de la vida, nos están avisando de algo. Prestemos atención. Esta intranquilidad y ansiedad quieren enviarnos un mensaje. Algo ocurre y por algún motivo, y necesitamos profundizar sobre ello.
A partir de ahí, se puede trabajar para superar la crisis y seguir adelante saliendo, seguro, más reforzado como persona.
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Qué síntomas pueden alertarte de que puedes estar en un momento de crisis personal
Es importante tener cuidado con autodiagnosticarnos sin la ayuda de un profesional. No es lo mismo sufrir depresión o ansiedad, que estar viviendo una crisis personal con síntomas depresivos o ansiosos. Ahora bien, podemos prestar atención a una serie de síntomas que nos alertarán de que podemos estar experimentando una crisis personal que puede necesitar de ayuda profesional:
- Cambios negativos en el estado de ánimo que nos acompañan más tiempo de lo habitual
- Síntomas físicos y psicológicos de ansiedad ante determinadas situaciones o de forma generalizada (sentimos ansiedad constantemente)
- Dudas sobre uno mismo y su capacidad de afrontar la vida
- Cambios en nuestro desempeño laboral y personal
- Pérdida de motivación. Desánimo. Falta de ilusión y creencia en el futuro.
- Bloqueo emocional. Miedos.
- Mayor irritabilidad, frustración o impaciencia.
- Evitación de relaciones personales.
- Insomnio.
- Pérdida de autoestima. Sentimientos de vergüenza o culpa.
Muchos de estos síntomas junto con la exploración del momento vital de la persona, y sus experiencias recientes, podrán ayudar al profesional a confirmarnos o no si estamos ante una crisis personal. Recordemos que los motivos que provocan un estado de crisis personal son importantes, así como el significado que le hemos dado a lo que nos ha ocurrido.
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Qué puede ayudar a cuidarte en caso de vivir una crisis personal
Los hábitos saludables, relacionados con la inteligencia emocional son de gran ayuda en caso de crisis personal. Cuidarse psicológicamente te ayudará a restablecer tu equilibrio personal. Algunos de estos buenos hábitos incluyen:
- Reconocer que estamos ante un momento de cambio.
- Escucharse a uno mismo. Practicar la escucha comprensiva de uno mismo, de lo que sientes, de aquello que temes. También de lo que te está frenando en este momento de tu vida.
- Autocompasión. Cuidarte activamente hasta en las cosas más sencillas. Dedicarte tiempo libre, permitirte desconectar, comer saludablemente, verte con cariño en esta etapa vital, perdonarte a ti mismo si hace falta…
- Valorar nuevas prioridades en la vida. Permitirte cambiar de criterios y prioridades en tu vida y empezar a tomar pequeñas decisiones.
- Evitar en lo posible el juicio y la culpa. Las valoraciones negativas sobre ti mismo y el sentimiento de culpa, sesgarán todo nuestro aprendizaje y visión sobre nosotros mismos.
- Identificar claramente qué has perdido. Las crisis personales tienen que ver con la pérdida. Revisa cómo sueles abordar las situaciones de pérdida.
- Practica “decir no” a situaciones que sabes internamente que no te hacen sentir bien o con las que no estás de acuerdo. Aprovecha para reflexionar sobre ello.
Y además…
- Valora qué necesitas hacer para sentirte con mejor equilibrio personal. Tus prioridades y necesidades pueden ser ahora distintas. Y tienes derecho a ello.
- Permítete periodos de descanso y de no tomar decisiones clave en este momento.
- Protege tus espacios y tiempos de intimidad y privacidad. No necesitas estar disponible para todo el mundo y a cualquier hora. Realmente, esto tampoco ayuda a los demás.
- Habla de ello con personas de confianza. Ahora bien, evita estar constantemente hablando de ello a todas horas y con todo el mundo.
- Escribe sobre lo que sientes y piensas. Sin juzgarte, aunque lo que escribas no tenga mucho sentido o no lo comprendas de momento. Expresa todo lo que necesites.
- Haz un poco de ejercicio físico aunque te cueste. Actividades como pasear sin pensar en nada más pueden ayudarte y no requiere mucho esfuerzo.
- Reflexionar sobre otras etapas difíciles en tu vida, e identifica qué fortalezas tuyas te sirvieron entonces.
- Pedir ayuda profesional si sientes que necesitas otros enfoques y nuevos aprendizajes personales.
Los momentos de cambio, son buenos, es más me preocuparía como psicóloga que alguien que ha experimentado un cambio importante en su vida, no se sintiera un poco “descolocado” y en estado de alerta. Estos momentos de desequilibrio son la señal para hacer algo diferente con nuestras vidas. Las crisis son normales y habituales en nuestras vidas, nos permiten aprender de nosotros mismos y avanzar. La clave está en regular el impacto que los cambios tienen en nuestras emociones y habilidades.
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Conclusión
- Las crisis personales son normales en determinados momentos de cambio en tu vida.
- Vienen acompañadas de emociones que te avisan de qué necesitas cambiar o reorientar algo de manera diferente a la habitual.
- Las crisis personales suponen una pérdida. Es importante valorar qué consideras que has perdido y reflexionar sobre cómo lo vas a superar.
- Permitirte espacios y tiempos para cuidarte y comprenderte es crucial.
- Rodearte de personas de confianza te proporcionará quizá parte del apoyo que necesitas.
- Pide ayuda profesional. Habla con un psicólogo. Valora en primera persona cómo un proceso psicológico puede ayudarte.