No paras para recuperarte y sentirte mejor

No paras para recuperarte y sentirte mejor, es así. Reconócelo aunque sea en estos minutos que me lees. No nos oye nadie. Es suficiente que lo reconozcas tú. No hace falta que lo compartas ahora mismo con nadie. Si quieres, fantástico. La abominable inercia del día a día te come. Las responsabilidades familiares, la logística de una casa, la dinámica de tu propio trabajo, el gimnasio, los compromisos sociales…

Si quieres puedes tener todo el tiempo del mundo ya organizado y comprometido. Sin tiempo para parar. Venga digámoslo. ¡No tengo tiempo!.

Bueno, no es que no haya tiempo, es que no te estás dando cuenta de que NO ELIGES tus prioridades. No estás eligiéndote según lo que necesita tu cuerpo, tu mente y tus emociones. Y así vas… ¿Viviendo de manera reactiva?. ¿Vas a apagando fuegos según salen los incendios en tu vida personal, laboral, familiar, social?. Presta atención, que no serás el primer@ que experimente, en breve, un alto coste emocional. 

Agotamiento físico, mental y emocional

Hay un punto que me gusta mucho con los clientes, y es ese mismo momento (primer paso) en el que paran para decidir llamarte, y “levantar la mano”. A partir, de ahí, crean periódicamente un compromiso conmigo y consigo mismos, de sentarse a sentir, y reflexionar, de manera más sana en las sesiones programadas. Como siempre digo, “ojalá que cuando terminen las sesiones incorpores en tu día a día, el seguir parando contigo mismo para sentir y reflexionar con todo lo aprendido”.

Más allá del objetivo personal y/o profesional con el que los clientes acuden a las sesiones de coaching, hay un elemento común en prácticamente todos ellos. Un nivel de agotamiento mental, físico o emocional. Reflexionando, pocas personas “levantan la mano para pedir ayuda”, cuando vislumbran el agotamiento o malestar. Algunas, o aquellas que trabajaron conmigo anteriormente, y después de un tiempo que consideran que necesitan un refuerzo. Así, te vuelven a llamar comentando… “es que estoy viendo que me voy a perder otra vez, sentémonos porfa, que me vuelva a resituar antes de hacerme más daño”.

¿Eres tú de las personas que sólo pide ayuda cuando ya no puede más?.

Y es que es super importante, saber parar, incluso antes de que tu cuerpo, mente o emociones te hagan parar a la fuerza. 

Mente y cuerpo son muy inteligentes

Un hito crucial en determinados momentos de las sesiones es “comprender lo que te pasa y lo que estás haciendo”. Cuando las personas comprenden cómo funciona su cerebro, y cómo influye en sus emociones y decisiones, sienten liberación. Este para mí siempre es uno de los primeros pasos para que el cliente pueda empezar a aprender nuevas habilidades de afrontamiento, de las situaciones reto, por las que viene a sesiones de coaching. Premisas importantes:

  • No podemos ir en contra, o no tener en cuenta, cómo funciona nuestro cerebro.
  • Conocerte, respetar lo que sientes, y lo que necesitas, es crucial para potenciar determinadas habilidades o mecanismos de afrontamiento más sanos emocionalmente hablando. 
  • Bajo estados intensos de cualquier emoción incómoda o difícil el cerebro no puede ser operativo, ni comprender, tomar decisiones o ser creativo.
  • La recomendación de “cuidarse” no vale sólo cuando todo va bien. Es justo cuando uno más lo necesita, cuando los hábitos sanos base del día a día son  cruciales y te salvarán del agotamiento. 
  • Nuestro cuerpo y mente forman un tándem espectacular que si comprendes cómo funcionan y por qué hacen lo que hacen, son tu mejor aliado para gestionarte en el día a día. Con lo que sea que estés afrontando. 

Pero…, no paras para recuperarte y sentirte mejor

No paras, mamá y papá, para darte cuenta que esa estrategia que estáis utilizando en el momento de ponerle el pijama, o a la hora de cenar… no funciona. Para y observa qué está pasando. Comprende qué está demandando el niñ@ y no sabe gestionarlo de otra manera. 

No paras para darte cuenta, de que cuando pega, no está enfadado contigo, está incómodo con alguna emoción que no sabe gestionar. Pero… quizá tú estás reaccionando defensivamente, y esto lo empeora, de hecho no consigues mucho. Sin calma, no suele haber buenos aprendizajes ni buenas interacciones.

Lectura Recomendada: Lobo vete fuera al bosque

No paras, Sr/a directiv@, para darte cuenta que esa meta que tienes en la cabeza, no está dando los resultados que quieres de la forma en que lo estás haciendo. Aún así, sigues intensificando tu estrategia con el equipo a ver si por inspiración divina cala en el equipo. Tu malestar por los resultados hace que tus capacidades cognitivas se bloqueen, evitando que tu cerebro sea más creativo y puedas ajustar la estrategia que estás usando.

No paras, estudiante, para darte cuenta que ya es suficiente que pongas tu atención en conseguir terminar y presentar el TFM, como para que alimentes el miedo a no encontrar trabajo. Hace unos días, trabajé con un grupo de alumnos, la importancia de poner el foco en lo que tienen inmediatamente más cerca. Y después ocuparse de lo siguiente. Pusimos el foco en darse el permiso de parar, toda clase de pensamientos catastróficos sobre su futuro. Por supuesto, con la consiguiente ansiedad y miedo que conlleva. Trabajamos en buscar la calma y el foco en el momento presente. 

No paras los círculos tóxicos

No paras, ni decides parar esa relación tóxica en la que vives. Has asumido que no vales, que no mereces ser feliz, que eres inferior… Te has vuelto adict@ a las demandas emocionales tóxicas de “esa persona”. Te has creído que la forma de tratarte es por tu culpa, no por las propias necesidades y carencias emocionales, de la persona que te manipula. Te duele, te sientes muy mal, pero ahí estás, sin salir del círculo, para parar y darte cuenta de lo que estás alimentando. 

No paras ese bucle mental que te hace relacionarte con los demás y contigo mismo, de manera poco sana

Es posible que tus miedos e inquietudes estén fundados en experiencias negativas pasadas. Y tu cerebro está haciendo su papel. Lo que mejor sabe hacer es protegerte, y alimentar un estado de alerta constante, debido a lo que te pasó anteriormente. Ahora bien, fue en pasado. Y tu cerebro ha “sobre aprendido” unos mecanismos de afrontamiento, en las relaciones de los demás y contigo mismo,  que están de más. No está ajustado emocionalmente. Ahora es el turno, de enseñarle en contextos más sanos y de regular sus reacciones y parar para calmarlo. Este entrenamiento conlleva que pares, que te arriesgues a comprenderte, y a probar nuevas formas de relacionarte contigo y con los demás. 

Lectura Recomendada: Formas en las que refuerzas la manipulación

No paras para no sentir y consigues todo lo contrario…

No paras esa intensidad altísima de emociones que sientes, y esa sensación de que no controlas nada. En la película de Del revés/Inside Out 2, se comprueba de forma clara. Cuando la protagonista experimenta un estado de pánico, ninguna otra emoción puede situarse en el “tablero”, se bloquea todo, corre riesgo hasta su propia personalidad… La gran pista que nos proporciona “Alegría” es cuando le dice a “Ansiedad”, “tú no decides quien es Riley, tienes que dejarla marchar (no la controles). Y es que la emoción de la Ansiedad puede ser muy útil, pero alimentarla tóxicamente te hace perder el control, justo lo que no querías… Aprendamos, qué mensaje nos da a cada uno nuestras emociones pero en niveles de intensidad adecuados… no en el punto en el que “todo da vueltas sin parar de manera destructiva”. 

Lectura recomendada: Necesitamos crear bolitas en el cerebro

No paras, porque sabes que si lo haces vas a sentir dolor. Algo sencillo que a veces pasa desapercibido, es que en muchas ocasiones:

  • Hay circunstancias objetivas para que sientas dolor. Cualquier tipo de pérdida activará esta emoción. Y es lo que corresponde, tu cerebro funciona perfectamente. Muchas personas no aceptan que “ahora corresponde sentir este dolor”.
  • No darle el espacio, el tiempo y la energía para procesar el dolor, ocultando esta emoción bajo una agenda diaria llena de “compromisos” no te ayudará. Pocas emociones como el dolor requieren de la necesidad de parar a sentir. Es incómodo, no suele gustar sentir dolor, y es posible que lo estés evitando. Pero no es ese el camino. Aprender a hacer “la digestión” de esta emoción, es crucial para tu bienestar, aunque te parezca contradictorio. 

Lectura Recomendada: Cómo vivir sin calma interior

Reflexiones

  • Dime ¿Qué estás evitando sentir o hacer o decidir al no parar?
  • Observa, ¿Qué patrón reactivo estás usando para afrontar situaciones e intuyes que no te está dando resultados?
  • ¿En qué estás poniendo toda tu energía, tiempo y atención pero no consigue hacerte sentir mejor?
  • ¿Qué temes que pasaría si te pararas a sentir lo que realmente necesitas?
  • Dime, ¿no paras para recuperarte y sentirte mejor?

Puede interesarte...

Necesitamos crear bolitas en el cerebro

Sí, todas las que puedas y cuanto más significativas e inspiradoras mejor. Deseo, de hecho, que este verano hayas tenido la oportunidad de crear muchas “bolitas” en tu cerebro y en el cerebro de tus seres queridos 😃. Necesitamos crear “bolitas” en el cerebro para desarrollar nuestro equilibrio emocional y bienestar psicológico.  Y si no, […] Seguir leyendo

Una autoestima sana depende de ti

Gran parte del malestar emocional de algunas personas, puede deberse a que no cuidan su autoestima. Sí, desarrollar una autoestima sana depende en gran parte de cómo te relaciones contigo mism@. Cuanto más alimentas un diálogo interno despreciativo, inflexible y perfeccionista, más probabilidades tienes de no desarrollar una autoestima sana. Con lo que bienestar emocional […] Seguir leyendo