La manipulación se muestra en, prácticamente, todos los ámbitos de nuestra vida. Puede ser en las relaciones familiares, laborales, y sociales. Me lo encuentro muy a menudo en las sesiones de coaching. El cliente viene apuntando que no tiene autoestima o habilidades sociales, sintiéndose ansios@ y desanimad@ con las situaciones que vive.
No soy muy amiga de las etiquetas. “Tienes una autoestima muy baja”. “No eres asertivo”. Etc…. Me gusta desarrollar a las personas desde el enfoque apreciativo. Siempre hay un espacio, o una serie de relaciones, en las que todas las personas se relacionan con hábitos de comportamiento que:
- Cuidan y respetan su valor personal y profesional.
- Respetan sus ideas, valores y opiniones, así como las de los demás.
- Aplican estrategias mentales y emocionales para mantener un equilibrio emocional.
- Practican la resiliencia.
- Se cuidan y cuidan a otros
- Ponen límites.
Es decir, más a menudo de lo que se puede imaginar, las personas salvaguardan un espacio, y un tipo de relaciones, en las que sí se relacionan desde una buena seguridad psicológica. Lo que te encuentras es que hay otros espacios y otras relaciones donde no es así. Y estas últimas, acaban teniendo mucho peso en el ánimo de las personas y en su percepción personal. Además suelen nublar cualquier otra área personal. Quiero decir, si mantienes una relación tóxica y de manipulación el el trabajo, relación de pareja o familiar, eso inundará las otras áreas. Te hará sentir erróneamente que no eres…, que no tienes…, que no sabes…
No suele haber malas personas. Hay una práctica exitosa de conductas manipuladoras que obtienen su premio.
“Esta persona es muy mala, lo peor”. Es algo que escucho frecuentemente en las personas que se sienten manipuladas, y hablan del manipulador/a. Cuando profundizas en la dinámica relacional y conversacional que mantienen los implicados, los clientes se dan cuenta que:
- La persona que muestra conductas manipuladoras tiene mucha práctica en hacerlo, y ha obtenido resultados exitosos para sí mism@ a lo largo de su vida.
- Este tipo de comportamiento manipulador le protege de su inseguridad y alimenta su necesidad de control y dominio.
- Han desarrollado una adicción a sentirse por encima de los demás para alimentar falsamente su autoestima.
- No es personal hacia ti. Se comporta así con todas las personas que están receptivas a ese “juego comportamental”. Y cubren así sus propias necesidades emocionales.
- Realmente, no tiene sentido “colgarle la etiqueta de malas personas”. Han aprendido, se han entrenado mucho, en usar esos comportamientos para sentirse mejor, aparentemente.
- Es crucial darte cuenta que “has entrado en su juego”, sin cuestionarte, sin darte cuenta, porque a ti también te supone cierto beneficio emocional estar en ese tipo de relación.
- Es frecuente que pierdas de vista tu propia identidad, tu propia esencia, en esa relación de manipulación. Puedes tener la sensación de no verte a ti mism@.
- Ser consciente lo más pronto posible de cómo le estás facilitando el “juego manipulador” es muy importante para recuperar tu equilibrio emocional.
Cómo premias sin darte cuenta las conductas manipuladoras.
Un comportamiento se establece como hábito porque tiene éxito cognitivo (encaja con mis creencias) , emocional (me da un beneficio emocional inmediato) o conductual (consigo un cambio tangible). Es decir, las personas que aplican un comportamiento manipulador, lo siguen haciendo porque obtienen algún tipo de éxito o beneficio mental, emocional o conductual para sí mismos.
Ahora hay que preguntarse también, qué te mantiene a ti también en ese juego, que te está impidiendo protegerte y establecer unos limites en esa relación.
Lo primero es darte cuenta, cuánto le estás dando, qué estás premiando o reforzando, de la persona que muestra hábitos de manipulación. De esta forma, sitúate, revisa si estás mostrando estos hábitos ante los hábitos manipuladores de esta persona:
- Aceptas feedback / críticas gratuitas sin justificación, y sin haber dado permiso al otro, que suelen ser despreciativas hacia toda tu persona.
- Te implicas en dar excesivas justificaciones de tus decisiones o de tus ideas.
- Evitas comportarte como te gustaría para evitar entrar en conflicto con esa persona.
- Has aprendido a comportarte como demanda esa personas porque así “l@ tienes content@“ y la relación va aparentemente bien.
- Escuchas todo lo que te dice la otra persona y raramente pides ser escuchado, porque “fíjate, es que lo que me pasa a mí, no es tan importante”.
- No detienes la conversación cuando hay faltas de respeto. Es más, te embarcas en “su conversación” sin cuestionar nada.
- Tienes en mente de forma constante a la otra persona, para actuar, organizarte, adaptar tu tiempo y prioridades, a las necesidades del otro, porque si no lo haces así, tendrás una discusión o reprimenda.
Sí mantienes este tipo de actuaciones frente al comportamiento manipulador, la relación seguirá siendo así, porque al manipulador/@ le funciona perfectamente. ¿Para qué va a cambiar?. Obtiene de ti lo que quiere, como quiere y en el momento que quiere.
Cómo empezar a superarse en una relación de manipulación
Si te identificas con el hecho de que en algunas relaciones no estás sabiendo salir de comportamientos manipuladores que otros ejercen sobre ti, date una oportunidad. Toma la decisión de desvincularte de comportamientos tóxicos, y ve cambiando tu actuación. No entres en su juego. En caso de que esté teniendo un alto coste emocional para ti, la ayuda profesional que puedes pedir en cualquier momento, puede ir inicialmente centrada en:
- Dejar de hacer ese comportamiento que refuerza la manipulación.
- Identificar hábitos de comportamiento en otras áreas en las que sí pones límites a la manipulación, y aplicarlos a la situación o relación que actualmente duele.
- Crear hábitos de afrontamiento y protección personal, en lugar de premiar la conducta manipuladora.
- Aprender posibles nuevos hábitos y estrategias a poner en práctica en las situaciones/relaciones que tenías menos práctica.
Pregúntate
¿A qué tipo de relaciones te estás atando sin darte cuenta?
Espero que te haya podido ayudar a reflexionar sobre cómo actúas tú en las relaciones de manipulación. Sonríe. 😉 Ya sabes donde está la palanca para poder cambiarlo. Descubrirlo es el primer paso y el más difícil. No entres donde no quieras entrar y dónde no te hace sentir bien.