Llevamos casi más de un año viviendo una situación de Pandemia, que desde luego nos ha demostrado que somos más vulnerables. Desde luego está siendo un aprendizaje muy potente. Aún así, en nuestro día a día, en nuestras relaciones diarias, nos cuesta mostrar vulnerabilidad. Tenemos asociada la vulnerabilidad a la oportunidad de que nos puedan hacer daño. Y por supuesto, a la consiguiente evitación a sufrir.
Pero ¿qué significa exactamente ser vulnerable?.
- La vulnerabilidad se refiere al riesgo de que una persona, o un grupo de personas, resulte herida. (Edelweiss Publications)
- La vulnerabilidad psicológica es un resultado natural del ser humano y cada individuo está dotado de un grado de vulnerabilidad que puede causar problemas psicológicos en casos de experimentar condiciones estresantes (Zubin y Spring, 1977).
- Las relaciones de calidad no necesitan de una alta vulnerabilidad. La vulnerabilidad es buena porque nos somos muy buenos en detectar la falsedad y cuestionar la sinceridad de los demás. (Fosslien, Liz; Duffy, Mollie West.)
Parece entonces que no vamos muy desencaminados. Los miedos que desarrollamos en la calidad de nuestras relaciones, influirán en cuánto puedas mostrarte vulnerable o no a otros.
Profundicemos un poco más.
Cómo superar el miedo a ser vulnerable
El miedo a sentirte vulnerable puede hacer que sientas ansiedad ante personas que consideras que pueden hacerte daño. La autoestima juega aquí un papel importante ya que, si tu autoestima no es muy fuerte tendrás miedo a mostrarte tal como eres, sin seguridad de que tus virtudes y tus debilidades merecen ser consideradas con cariño. El excesivo miedo a ser vulnerable puede provocar que te muestres a las personas bajo una perspectiva que no es la tuya. Seguramente tratarás de dar una imagen que no es la tuya, lo que te hará sentir bastante incómodo, y con bastante sufrimiento igualmente. Buscar constantemente la aprobación de otros te posiciona en un enfoque en que el que constantemente tratarás de adaptarte a las demandas de los demás. ¿Y quién dice que las demandas y exigencias de los demás sean adecuadas para ti?.
Tienes derecho a mostrarte tal como eres y a recibir respeto por como eres al completo. Eso sí, tu aceptación incondicional de ti mismo, te ayudará a no sufrir por las opiniones de los demás. Si tú note aceptas al completo, los demás puede que no lo hagan por ti.
El feedback que te proporcionan los demás es importante, porque quizá es una perspectiva que tú no ves. Ahora bien, tienes derecho a decidir qué hacer con el feedback que te proporcionan los demás. Si encaja con tus valores y prioridades, aprovecha para mejorar. Si no es así, sencillamente agradece la perspectiva, y decide que ese feedback no lo quieres acoger.
Tus experiencias en las relaciones personales
Las experiencias que has tenido anteriormente en tus relaciones, marcan tu miedo a sentirte vulnerable. Aprovecho aquí las reflexiones de Katherine Schreiber, co-author with Heather Hausenblas, Ph.D., of The Truth About Exercise Addiction: Understanding The Dark Side of Thinspiration. De su artículo Yes, Being Vulnerable Is Terrifying—But Here’s Why It’s So Worth It en Greatist.
Tus miedos a sentirte vulnerable son muy comunes y están fuertemente influenciados por las primeras relaciones que tuviste. Cuanto más predecibles, afectivas y estables fueron tus relaciones con tus padres, maestros, superiores y amigos a medida que creciste, más habrás desarrollado la capacidad de abrirte a los demás.
En cambio, si has tenido experiencias en las que no recibiste la atención adecuada, o recibiste mensajes contradictorios, o incluso, sentiste abandono en algún momento, más probable es que hayas desarrollado un estado de alerta en las nuevas relaciones.
Por ejemplo, he podido conocer muchos casos en los que determinadas personas han tenido una experiencia horrible con jefes o (figuras de autoridad) con actitudes muy tóxicas y de manipulación durante muchos años. Esta experiencia ha inundado y marcado las nuevas relaciones personales, laborales o sociales.
Así, si es tu caso, si detectas que tienes un gran rechazo a mostrarte vulnerable, es importante ser consciente que tu estado de alerta está constantemente buscando amenazas en las relaciones. Y seguramente las encontrarás, manteniendo por tu parte una actitud de constante evitación que también te causará gran ansiedad.
Miedo a asumir riesgos y dejar tu zona de control
Entre otros hay dos elementos clave en el miedo a la vulnerabilidad.
- Has decidido que no quieres asumir riesgos.
- Estás muy cómodo donde estás (aunque realmente no estés tan cómodo)
Sí, las relaciones, aunque no lo parezca, conllevan riesgos. Cualquier relación personal, laboral o social conlleva el riesgo de que no os gustéis, de que no te acepten, de que no coincidan con tus valores… Hay muchísimos riesgos. Como digo a veces, ¡lo extraño es que creemos relaciones a pesar de todo!. Y es que en el fondo las personas son más comprensivas de lo que temes.
Asume riesgos un líder que tiene la responsabilidad de llevar a sus colaboradores a su máximo potencial, una persona que empieza una posible relación de amistad o de pareja, los padres con sus hijos… En definitiva, toda relación conlleva riesgos.
¿Y cuál es el problema realmente?. Inténtalo, ¿qué te permite crear nuevas relaciones? Mucho. Aprendizaje, descubrimiento, sorpresas, desarrollo y mejora de las partes implicadas… Un sinfín de posibilidades también positivas.
No te diré que no te van a hacer daño. Puede ser, o puede que no. Esto forma parte de la vida y de tu crecimiento como persona. Lo que es cierto, es que si evitas y te distancias de las personas, asumes otro riesgo más grande: no aprender de ti y superarte.
Atrévete a salir de la zona que ya conoces. Sí esa zona llamada “zona de confort”. Piénsalo, más allá de todo lo que hayas leído, ¿cuándo has crecido más como persona?. Seguramente en situaciones que supusieron una incomodidad para ti. Puede que no te guste. Y se pueden también aprender muchas cosas cuando uno está cómodo y a gusto. Pero no lo desprecies. Hay una aprendizaje que solo se aprende cuando estás sintiendo cierta incomodidad. ¡Aprovéchalo! Puedes descubrir muchísimas fortalezas que tienes y de las que no estás siendo consciente.
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Cómo empezar a practicar la vulnerabilidad
- Empieza por ser sincero contigo mismo y con los demás, sobre aquello que ves en el día a día. Evita disfrazar la realidad. Sobre hechos y opiniones auténticas se puede construir. No, sobre lo contrario.
- Atrévete a pedir ayuda cuando lo necesites. Como has podido comprobar se necesita mucha fortaleza para reconocer que no lo sabes todo, que te faltan algunos recursos, u otras perspectivas. En definitiva, con ayuda estás diciendo: “quiero seguir aprendiendo”
- Practica aprendizajes que te supongan incomodidad. Empieza por el que quieras, pero practícalo.
- Si te equivocas, admítelo. Pide disculpas y céntrate en la solución. También el error es una forma de aprendizaje. No te quites este medio y esta oportunidad.
- Deja de anticipar y aplicar la “lectura de mente” a las personas y situaciones que vives. Usa la intuición que tienes, pero no la conviertas en predicción inamovible. Permítete descubrir y aprender a resolver según ocurran los acontecimientos.
- Mostrarte vulnerable te abre un camino de aprendizaje de ti mismo que no te lo proporcionará otro tipo de situaciones.
- Empieza a tu ritmo. Respeta tu velocidad de aprendizaje. No tienes que ser tan vulnerable como los demás. Sólo empieza asumiendo determinados niveles de riesgo e incomodidad.
- Comparte tus emociones, pensamientos y reflexiones sobre tus hábitos, seguro que otras perspectivas pueden ser interesantes. En general, recibirás más comprensión y ayuda de la que te imaginas.
La clave para no tener miedo a mostrarte vulnerable: vulnerabilidad selectiva
Sí, llegado este momento de la reflexión, ahora me gustaría recordarte una “pista” super importante para aprender de tu vulnerabilidad:
Tienes derecho a decidir en qué medida te mostrarás vulnerable, cuándo y con quién.
No tienes porque lanzarte al mundo de forma totalmente expuesta a que te hagan daño con toda seguridad. Para nada. Que hoy quiera que reflexiones sobre lo que te puede aportar no tener miedo a sentirte vulnerable, no implica que te expongas sin protección alguna.
¿Qué es la vulnerabilidad selectiva?
La capacidad de elegir cuando te mostrarás vulnerable, qué información compartirás y en qué grado, y con qué personas te mostrarás vulnerable. ¡Fíjate! En vez de sufrir esa ansiedad por distanciarte de todo el mundo, y esconder tu verdadera persona, aprovecha esta habilidad. Empieza a mostrarte vulnerable con quién tú quieras, en el momento que elijas, con la cantidad y calidad de información que desees.
Se trata como habrás podido comprobar de abandonar esa idea de que compartir tus emociones no es bueno. Quizá lo hayas pensado alguna vez, creyendo que no es adecuado, que te hace parecer débil, y que sobre todo en entornos laborales esto no es nada bueno.
Liz Fosslien en su charla TED centra esta habilidad sobre todo en estos entornos laborales: How to embrace emotions at work | The Way We Work, a TED series
Según las investigaciones cuando abandonas tu posible distancia e impecabilidad en situaciones como las laborales (también en otras más personales), las personas se muestran más amables, colaboradores y con mayor conexión.
Buscar el equilibrio
La autora, usa un concepto muy divertido. No se trata de convertirte en una “manguera emocional” que comparte todo lo que sientes y se te pasa por la cabeza. Hay un límite muy constructivo entre compartir aquello con lo que generamos confianza, y compartir todo aquello que puede destruir las relaciones.
Excederte en lo que compartes, más allá de lo que otros te están compartiendo, puede desgastar a los demás y a ti mismo. Seguro que te has encontrado con personas que comparten cualquier cosa que sienten o piensan sin ningún tipo de filtro ni medida. Con toda seguridad habrán acabado generándote cierto rechazo.
Buscar un equilibrio entre lo que otros te comparten y lo que compartes tú. Encontrar esa medida equilibrada entre compartir como te sientes y mostrarte “desbocado” por algo que has experimentado. Centrarte en compartir para ganar confianza, y mostrarte accesible y sensible, es la clave. A esta justa medida es lo que llamamos VULNERABILIDAD SELECTIVA.
4 Estrategias para aplicar la Vulnerabilidad Selectiva
La Vulnerabilidad Selectiva consiste en abrirse a los demás tal como somos, protegiendo nuestra seguridad y estabilidad psicológica, así como la de los demás. Hay 4 estrategias que nos pueden ayudar a practicar esta habilidad de ser vulnerable selectivamente:
- Expresa tus sentimientos sin que por ello te desbordes. Simplemente expresa verbalmente cómo te sientes.
- Tómate un tiempo para identificar el origen de tus emociones y comprender el motivo de que te sientas así. Aborda esas emociones para regularlas.
- Muestra empatía por tí mismo y por los demás. Las emociones son un reflejo de cómo te sientes ante un reto, una situación o una relación, o incluso de cómo te llevas contigo mismo. Es natural sentirse de forma diferente cada vez. Si lo que vas a expresar ayuda a sentirte comprendido o comprender a los demás hazlo. Sino mejor, espera a sentirte mejor.
- Crea un plan de acción o ayuda a crearlo, ofreciendo ayuda. Las emociones te ayudan a saber lo que necesitas o necesitan los demás. Aprovéchalo. Tu cerebro se calmará cuando decidas qué hacer para solucionarlo.
Ya sabes, puede que hayas identificado algunos cambios para hacer y trabajar tu miedo a la vulnerabilidad. Acuérdate de la Vulnerabilidad Selectiva y empieza a sentirte mejor y desarrollar relaciones más sanas.
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