Es curioso como demasiadas personas viven tratando de no sentir. Buscan no sentir ansiedad, tristeza, inquietud, enfado, etc. Se empeñan con todas sus fuerzas en que estas emociones no les acompañen en su día a día.
La verdad es que consiguen todo lo contrario. Multiplicar esas emociones que podríamos llamar incómodas.
Una recomendación: evita evitar tus emociones. Por muy incómodas que sean. Ese no es el objetivo para gestionar tus emociones.
Se hará muy difícil que puedas hacerte cargo de tus emociones y conseguir sentirte mejor, si las evitas. Por el contrario, préstales atención. Encárgate de ellas. Siéntelas y trata como mucho de calmarlas, de regularlas. Busca un nivel de emoción que sea asequible para ti.
Escucha tu emoción, piensa sobre ella. Averigua por qué te sientes así y qué necesitas hacer para abordarla, solucionarla o aprender de ella. Pero no trates de evitarla. Te perseguirá con mucha más fuerza.
Tanto si sientes enfado o tristeza con alguien, escúchate. Si sientes intranquilidad o ansiedad ante alguna situación o con otras personas, aborda esas emociones. No tengas miedo de sentir.
Primero, significará que estás vivo. Por si se te olvida :-). Segundo, significa que tu cerebro funciona muy bien. Tercero, recuerda que son señales de tu sistema personal que pretenden que les prestes atención.
Las emociones son una señal de algo. Algo ocurre. Estoy segura que cuando sientes alegría te lo tomas como una señal de bienestar. Y además te ocupas de aprovecharla.
¿Por qué no hacer lo mismo con las emociones más incómodas?.
Hoy te propongo que en esta época, en la que posiblemente tengas más tiempo para ti, te prestes atención.
Tómate un rato en soledad elegida para aprender de ti. Espero que este repaso de lecturas pueda ayudarte.
¡Feliz descubrimiento! 🙂