Seguramente todos tendremos un conocido, amigo en realidad, que te conoce desde pequeña y se ha ido convirtiendo en ese señor, que siempre tiene palabras amables, una sonrisa y algo para darte, lo que sea..una fruta, una flor.. un te moruno…con hierba buena.
Hoy se ha ido esa persona y sí… el mundo se queda un poco raro…
No me salen muchas palabras, sorprendentemente me salen muchas más emociones que ni siquiera sabía.. recuerdos de pequeña, recuerdos de su familia, recuerdos de sus enfados de niño enfurruñado, … pero sobre todo un profundo sentimiento de que he sido afortunada por crecer con personas así a mi lado…
Que yo recuerde, era trabajador, amigo de todos, siempre dispuesto, inquieto.. muy inquieto… 🙂 hasta el final ha estado arreglando cosas de su casa, ayudando a sus amigos, bromeando con su mujer…
¿por qué escribo esto hoy? porque necesito recordar que en cualquier contexto necesitamos de esas personas. En cualquier trabajo, aula, familia, círculo de amigos, evento social, cualquier entorno estas personas hacen que tu vida sea vida.
Afortunadamente me rodeo de muchas personas así, y lo mínimo que se merecen es que los demás sigamos haciendo que esté vivo en nosotros teniéndolos en el corazón y en la mente como ejemplo a seguir..
Si cuando ya estés dormido
Ves una estrella pasar
Mira que no tiene dueño
Vete con ella, zagal
No volverás
Por el camino sombrío
Que entre las cañas se pierde en el río
Tienes que descansar
Gracias por hacernos ver a los que queremos y nos demuestran su amor en el dia a dia
A ti por estar ahi siempre!! un abrazo!! 🙂
Qué bonito, Maite!! Es precioso lo que dices. Somos muy afortunados si contamos con gente así a nuestro lado, ellos hacen que el mundo, nuestro mundo, sea mejor!
Gracias Sara, el mérito es del Señor V. que hace que esto lo tenga muy presente! Como dije afortunada es la palabra! Mucha suerte en tu camino 😉 y seguimos en contacto.
Maite: Tienes toda la razón del mundo cuando dices que es una suerte crecer teniendo al lado a ese tipo de personas. Me ha gustado mucho. Saludos. Begoña San Martín
Gracias Begoña 🙂