Bienvenidos de nuevo :-). Empezamos con algo sencillo. No te aceleres, ve con calma. ¿Con qué emoción vas a afrontar la vuelta a tus hábitos diarios?
Espero que hayas disfrutado, descansado, reído, hayas tenido momentos para ti. Incluso que hayas tenido reflexiones inspiradoras o personas inspiradoras con las que compartir ilusiones, pensamientos y risas.
Empiezas una nueva etapa, un nuevo “curso” y los últimos meses de este año que ya nos anuncia que cerramos una etapa. Sería fantástico que pudieras cerrarla y continuar como tu deseas y como te hace ilusión. ¿Qué te parece?. ¿Dispuesto a invertir en ello?.
No te aceleres otra vez. Ve con calma.
¿Por qué empezar con este mensaje?. No te aceleres otra vez. Ve con calma. Porque empiezo a verlo. Parece que algunas personas “pulsan el botón” de aceleración cuando acaban las vacaciones. Y claro, se vuelve enseguida a aquello que nos agotó tanto al finalizarlas.
Hay una pregunta, que me es muy importante. Además te todas las actividades divertidas y relevantes que habrás hecho en vacaciones, ¿qué has aprendido?. Por hacer, estas vacaciones, yo he hecho hasta bricolaje en casa :-P. Fuera anécdotas. Aprender a vivir con la mente despejada y en calma, empieza ahora. Es el momento ideal. Después de un tiempo en calma y relajación, toma pequeñas decisiones. Sobre todo, la de alargar en tu estilo de vida, la calma y el disfrute. ¿Podrás?. Estoy segura de ello. Me pregunto además… ¿querrás de verdad?. 😉
Como siempre tomemos perspectiva sobre algunas breves recomendaciones sobre las que si te apetece, te invito a pensar.
Tu tiempo sigue siendo tuyo a la vuelta de vacaciones.
La forma más fácil de aumentar la felicidad es controlar el uso del tiempo. ¿Puedes encontrar tiempo para hacer las actividades con las que disfrutas?
- En vacaciones seguro que has elegido que hacer con tu tiempo. Sigue ahora, no te pares.
- A la vuelta, seguramente tendrás otra serie de hábitos, rutinas, y por qué no obligaciones. Recuerda que también has elegido esas obligaciones. ¿Cómo quieres llevarlas?.
- Aprovecha tu tiempo y el uso que haces de él. Sobre todo el tipo de diálogo que llevas contigo en cada tiempo. Sea tiempo de trabajar, de estar con los niños, o con clientes.
- La eficiencia no está reñida con la calma. De hecho requiere de Inteligencia Emocional, y la tienes. Solo tienes que practicarla más o , si lo consideras aprenderla mejor.
- Vivir con velocidad reduce tu capacidad de ser tolerante porque crea una sensación constante de estrés.
- La rapidez para terminarlo todo rápido, te impide disfrutar de las pequeñas cosas. Con lo que perderás tu motivación bastante rápido y la capacidad de ser paciente.
- Y ahora dime, si vuelves a pensar y a vivir velozmente y de forma estresada, ¿cuál es el fin?. Quieres hacerlo todo rápido ¿para qué?.
- Es disfrutar a cada momento y dar lo mejor de ti a cada instante. Caer en la trampa, de vivir todas las obligaciones de forma rápida, te da una sensación falsa de cuando termine esto… “seré feliz otra vez.
- Sé feliz a cada momento. Siéntete satisfecho a cada momento.
Aprende a ralentizar el tiempo.
- Antes de vacaciones ¿tuviste días que se te pasaron sin darte cuenta?. ¿Te daba la sensación de que no tenías un minuto para pensar con calma y claridad?.
- Redirige tu consciencia. Es importante aprender a aprovechar cada momento. hay personas que se levantan y ya están pensando en lo que tienen que hacer durante todo el día.
- Sé proactivo para evitar que constantemente tengas que recordarte que no se te olviden determinadas cosas. Usa la tecnología si es necesario, sin problemas. Úsala a tu favor.
- Cuando te levantes tómate 1.3 minutos para saborear tu despertar, tu desayuno, tu camino hasta el trabajo, ese autobús que tienes que coger…
- Aprovecha para ralentizar tus pensamientos y redirigirlos hacia ti.
- Tienes dos opciones, no darte cuenta ni de cómo has llegado al trabajo. O aprovechar para escuchar música o concentrarte en tu respiración. 10-15 minutos de relajación mental en el autobús o en el coche, hacen maravillas. Entrarás de otra manera a trabajar.
- Evita en lo posible la multitarea, te aleja de la consciencia y de ralentizar el tiempo. Evita, mientras “hago esto, hago lo otro”. Una cosa cada vez y un tiempo para cada cosa.
- Incluye en tu agenda, tiempo entre distintas actividades. Aunque sean 10 min. No van a ningún sitio, y te permitirán ser consciente, concentrarte mejor y regular tus emociones
- Aprende a respirar con calma a cada momento que quieras.
Retoma y actualiza el uso del “no” y de los límites.
- Seguro que en algún momento en vacaciones, has elegido no atender determinada llamada o no asumir algo en ese momento en que se te demandaba. Tu descanso era importante. Sigue con ello.
- Ve pensando a qué actividades, solicitudes o personas o en qué momentos vas a usar más el “no”. Tu vida en general también es importante. Así que sigue usando el “no”. Negocia, intercambia, acuerda nuevas fechas o momentos. Incluso grados de implicación.
- Usa los límites para protegerte emocionalmente. Para preservar tu descanso, igual que en vacaciones. Preserva tu bienestar desde ya. No te dejes acelerar otra vez. Vive con más calma.
- No te olvides de comunicar el por qué de tus límites para aumentar la comprensión de los demás.
- Sé firme pero flexible. Ofrece alternativas.
- Usa un tono calmado y amigable. No necesitas mostrar enfado o seriedad. Simplemente comunícalo como cualquier otra cosa.
Céntrate en lo realmente importante para tu felicidad
- Evita que sólo tengas momentos de felicidad y de decisiones que te causan satisfacción en épocas de descanso o los fines de semana.
- Da igual si decides comer mejor, ser más eficiente o alcanzar determinada meta. Hazlo con calma y disfruta.
- Deja de mirar las prioridades de los demás y ten la valentía de hacer valiosas tus propias prioridades.
- Tu vida es tuya y la vives tú, no los demás.
- Lo que a ti te hace feliz es realmente tu prioridad. Las personas que te aprecian y desean lo mejor de ti, lo respetarán. Y sino, ya sabes dónde estás con respecto a esas personas.
- Incluye para tu felicidad, metas y decisiones fáciles, y también aquellas, que requieran un poco más de compromiso. Y por qué no, alguna meta difícil, ¿no?. Una de esas que mmm, parece que piensas que te va a costar mucho conseguirlo, pero que te haría muy feliz.
- Felicítate cada día. Sé consciente de en qué has invertido tu energía y tu tiempo. Redirige para el día siguiente, si hay algo que no te acaba de convencer.
- Incluye en tus planes la práctica de la capacidad de adaptación para cuando sea necesario. Pero, sin perder tu norte.
Conclusión
Hazte un favor y llévate lo mejor de ti a todas las estaciones del año.