En la consecución de metas, y en la superación de retos y dificultades, es fundamental hacer acopio de nuestras fortalezas mentales. Es la capacidad de afrontar tus fortalezas y tus mejores capacidades mentales lo que hace que puedas superarte. Es decir, necesitas poner el foco en cómo ser más activo ante las dificultades y retos.
Como vimos en artículos anteriores la resiliencia es la habilidad para aprovechar tus fortalezas en los momentos difíciles y recuperarte lo antes posible de las emociones negativas que puedas sentir.
Ahora bien, si lo analizamos con más detalle hay una serie de características que identifica a las personas que ponen el foco afrontar activamente las dificultades y las personas que evitan.
Estas características se centran en acciones que ponen en marcha para superarse frente a las personas que actúan pasivamente frente a las dificultades.
Cómo ser más activo ante las dificultades y retos
Capacidad para afrontar dificultades y adaptarse
Glenn R. Schiraldi, PhD, identifica el concepto de Capacidad de Afrontar de forma Adaptativa. Dicha capacidad se describe como la habilidad de ajustarse a circunstancias cambiantes y de utilizar tus mejores fortalezas disponibles para solucionar problemas. También para superar retos y actuar en la dirección de tus metas. Da igual cuáles sean las metas, de trabajo, de relaciones, o emocionales. Este nivel alto de Afrontar Adaptativamente cobra su máximo nivel al seguir 3 principios fundamentales:
- Establecer una meta que realmente quieras conseguir
- Creer que puedes conseguir la meta, con una expectativa y sensación de que puedes conseguirlo.
- Compromiso en la consecución de la meta. Es decir, estás dispuesto a trabajar duro, a ser constante, y a ser disciplinado. De hecho, a largo plazo el compromiso es más eficaz en el largo plazo que cualquier habilidad innata. Comprometerse implica poner tu foco de atención en prepararte mentalmente.
Así, según el autor, muchas investigaciones sugieren que asumir una postura activa ante la vida tiene muchas más ventajas. En comparación con las personas que asumen una postura pasiva, y de evitación, las personas activas tienen más éxito. Las personas con éxito en sus objetivos ponen el foco en cómo ser más activo ante las dificultades y retos.
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Personas pasivas ante las dificultades (Stoppers)
Las personas pasivas tienden a evitar y huir ante acontecimientos difíciles de la vida. Ya sean estas dificultades, internas o externas. Es decir, ante emociones que bloquean, evitan afrontarlas y hacerse cargo de ellas. Ante dilemas mentales o problemas evitan, procuran centrar su foco te atención en otra cosa para no pensar en ello. Ante situaciones difíciles en el trabajo, o en las relaciones personales, tienden a postergar su responsabilidad de acción o decisión. En definitiva, no dedican tiempo de concentración y/o reflexión en pensamientos, emociones o situaciones difíciles. Es más hacen poco por modificar ninguna de ellas.
Las personas pasivas niegan el problema y “se congelan”
- Niegan algo que no va bien o tratan de minimizar los problemas. Por ejemplo, les escucharás decir que “no hay ningún problema, que nada va mal o nada ha cambiado en la relación”. O incluso, “eso antes me molestaba, ahora no”.
- “Se congelan” frente a la situación. Asumen que no hay “nada que hacer”, y abandonan.
- Culpa. Pueden culparse constantemente de algo, rumiando de manera intensiva sobre su equivocación o la dificultad que tienen. También pueden culpar de forma constante a otros de sus problemas o de las emociones difíciles que experimentan. Así son frecuentes, las expresiones de: “es que esa persona lo hace adrede para molestarme”, “su forma de actuar me ataca los nervios”, o “esta persona lo está haciendo mal y yo sufro las consecuencias”.
- ¿Por qué me pasa esto a mi? / No me puedo creer que esto me esté ocurriendo a mi. Las personas pasivas centran toda su energía y esfuerzos mentales y emocionales en esta cuestión. Cuestión que por otra parte, no tiene salida ni solución. Puede ser más emocionalmente inteligente, cuestionarse: ¿Qué requiere esta situación de mi?. ¿Cómo puedo aprender y crecer en esta situación?. ¿Qué puedo mejorar en esta situación que depende de mi?
- Ojalá fuera diferente. Para que algo sea diferente es imprescindible el afrontamiento activo. En caso contrario, al afrontar pasivamente, te puedes encontrar deseando constantemente cómo sería si fuera diferente. De esta forma, de forma frecuente “chocarás” con la realidad, sintiéndote mal.
- Intentar olvidar. Con mucha frecuencia las personas pasivas tratan de olvidar algo que ocurrió.
Las personas pasivas se distraen y abandonan
- Usan el cinismo o la indiferencia para protegerse del dolor que le causan las dificultades.
- Distracción. Las personas pasivas suelen buscar constantemente alguna actividad que les aleje de su preocupación o de las emociones difíciles que puedan sentir. Así, se puede ver la TV, jugar al ordenador, “engancharse” a las redes sociales, o no parar de ordenar cosas, etc…
- Abandonar. Cuando se afronta pasivamente, las personas suelen acabar evitando lugares, personas, o situaciones que son estresantes o difíciles. Finalmente, consiguen que cada vez tengan que evitar más personas, más situaciones y más emociones incómodas que lleguen a sentir. Aprenden que “a corto plazo” esta es la solución más eficaz. Se nos olvida, que la ansiedad aumenta y te puede dejar sin técnicas de afrontamiento activo.
En las empresas y en la vida en general, son considerados “stoppers”, ya que se repiten al cambio, y se focalizan en los obstáculos. Ponen siempre pegas a todo y frenan la evolución, el crecimiento y el aprendizaje del equipo.
¿Qué consecuencias tiene evitar personas, situaciones, lugares o emociones?
Cuando las personas inciden en un estilo de afrontamiento de evitación, sobre todo, pierden oportunidades de alimentar su autoestima. Se cierran todas las puertas a que sean capaces de verse con éxito resolviendo hasta el más mínimo problema. Con lo que aumenta su malestar e inseguridad emocional. A largo plazo, EVITAR como estilo de afrontamiento genera las siguientes consecuencias:
- El sistema inmunitario se debilita por la constante activación del Sistema Nervioso Simpático. Éste te mantiene en constante estado de alerta, estrés y desmotivación. La hormona del Cortisol está en niveles muy altos en tu organismo.
- Las relaciones personales se resienten. Los problemas que no se reconocen y sobre los que no se actúa tienden a mantenerse en el tiempo. Así, cada vez los problemas entre las distintas partes de una relación profesional o personal aumentan.
- Funcionamiento cognitivo y desempeño laboral bajo. Actúan muy poco en los momentos que se requiere prepararse mentalmente y resolver problemas.
- Problemas Psicológicos. Las personas que están poniendo el foco de atención constantemente en pensamientos y emociones estresantes durante mucho tiempo, tienen más problemas psicológicos. Tienen más probabilidad de subir Trastorno de Estrés Postraumático, ansiedad, depresión y estrés en general.
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Personas activas ante las dificultades (doers)
Las personas activas (doers) suelen afrontar cualquier dificultad, o al menos se centran en todo lo que pueden hacer. Ya sea por sus emociones, en sus relaciones personales o profesionales. Ante un obstáculo invierten energía en centrar su atención y actuación en cómo pueden actuar. No esperan a “ya veremos que pasa” sino que toman parte activa y responsable en sus retos personales, profesionales o emocionales.
Las personas con estilo de afrontamiento activo, posicionan su mirada hacia los problemas, no “miran hacia otro lado” como los pasivos (stoppers). Así, las personas activas:
Proactividad. Aventura. Curiosidad.
- Son proactivas y solucionan problemas. Se comprometen con cualquier aspecto y dificultad de su vida. Valoran la situación y asumen riesgos razonables, poniendo en práctica sus mejores habilidades.
- Aventurados. Es decir, están dispuestos a afrontar cambios en los que no conocen todo. Es to es, que asumen un cierto grado de incertidumbre pero actúan en todo lo que pueden.
- Curiosos. Asumen su responsabilidad de saber más. Bien sea, de sí mismos, de las situaciones o de sus relaciones con los demás. Así, crean la oportunidad de buscar más información para ajustar la puesta en práctica de sus habilidades.
Reconocer el problema. Ser concienzudo y disciplinado.
- Reconocen que los problemas existen. Piensan en ellos, e imaginan posibles alternativas y soluciones. Por supuesto, exploran, arriesgan y experimentan sobre las distintas formas de afrontar una situación.
- Son concienzudos. Se implican en tener y crear una mejor vida y crecer personalmente. Traban con esfuerzo y constancia, haciendo uso de sus mejores habilidades. Buscan relaciones de confianza y piden ayuda si es necesario.
- Disciplinados. Se organizan, creando estructura, orden y rutinas que les favorezcan cuando lo necesitan. Aprende a posponer las recompensas inmediatas en pro de conseguir sus metas a largo plazo. Actúan y modifican sus planes para adaptarse a los miedos, dificultades y riesgos.
Valores. Decisiones. Gestión Emocional. Atención.
- Valores. Sus metas y sueños están guiados por aquello en lo que creen, no por la imposición o expectativas de otros.
- Toman decisiones a pesar de lo desconocido.
- Reconocen las necesidades emocionales y la importancia de actuar sobre ellas. Pueden llegar a bloquear una emoción difícil en una situación prioritaria o de crisis. Ahora bien, asumen la responsabilidad de gestionar sus emociones en los momentos más propicios desde la calma y la reflexión.
- Mantienen el foco. Se guían por la reflexión siguiente: ¿Qué es lo más importante que puedo hacer ahora mismo para acercarme a mi meta?
Cómo practicar y afrontar los problemas de manera activa
¿Qué conclusiones extraes de estas reflexiones sobre los “stoppers” y los “doers”?. ¿Quieres seguir invirtiendo en afrontar de manera pasiva o activa?. Sí lo sé, cuesta. Y ahora piensas, quizá en todas los problemas o dificultades de tu momento actual, y te resulta muy difícil. Pero empieza. Uno a uno. No trates de solucionar todo a la vez y de manera completa. La mayoría de dificultades requieren distintas fases. Distintas actuaciones a lo largo de tu semana o de varios meses. A lo mejor, alguna situación, requiere una sola actuación, y ya lo tienes solucionado. Pero es probable, que el resto no.
El resto de dificultades, requiere de constancia. Muchos problemas emocionales o de relaciones, o incluso profesionales, requieren de un paso cada vez. Quizá cada día. Puede ser una ventaja, no lo olvides. Tienes la oportunidad de mantener a salvo tu autoestima, si poco a poco te vas enfrentando de manera activa a aquello que te paraliza.
¿Qué estrategias básicas puedes empezar a poner en práctica?
- RECONOCE EL PROBLEMA. Sea un problema familiar, de relaciones personales o profesionales o contigo mismo, reconócelo. Escribe sobre ello, te permitirá ralentizar tu pensamiento y verlo “un poco desde fuera”. Escribe todo lo que se te ocurra, pero defínelo. Lo has pensado tanto que tienes mucha información, con lo que seguramente tendrás la solución más cerca de lo que piensas.
- ACEPTA TUS PENSAMIENTOS, EMOCIONES, RECUERDOS E IMÁGENES ESTRESANTES. En vez de evitarlas, afróntalas. Acepta que sientes, piensas y recuerdas todo esto que te causa malestar. Mira a ver cuál es el motivo y qué puedes hacer al respecto.
- REDEFINE EL PROBLEMA. Conviértelo en un reto muy concreto para ti. El problema, ¿cuál es?, ¿que necesitas resolver exactamente?, ¿qué pasos inmediatos puedes poner en marcha?
- ABORDA LAS PREOCUPACIONES DESDE LA CALMA. Bajo estrés, tu sistema cognitivo no está preparado para resolver problemas. Así que, ve, haz algo para despejarte y relajarte. Y luego con más calma piensa cómo puedes afrontarlo.
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