Aprende a conversar y no pierdas oportunidades

Aprende a conversar y no pierdas oportunidades, ¿has pensado en ello?. Nuestra capacidad de crear conversaciones parece que está fuera de toda duda, porque evidentemente la usamos todos los días, y en cualquier ámbito de nuestra vida. Ahora bien, ¿qué impacto creas con tus conversaciones?. Quizá, has observado que:

  • Interactúas con tus colaboradores pero parece al tiempo que no te han entendido como tú querías.
  • Conversas con tu equipo de dirección pero parece que hay más diferencias que puntos en común. Así, resulta cada vez más complicado llegar a acuerdos.
  • Hablas con un compañero y resulta que la conversación toma un tono de ataque y defensa.
  • Mantienes una conversación personal con un ser querido y no encuentras entendimiento.
  • Participas en una entrevista de trabajo y crees que no has podido expresarte todo lo bien que querías.

Las conversaciones son capaces de generar las mejores emociones o las peores. ¿De qué depende?. De cómo converses. Hay determinadas expresiones, objetivos, preguntas, explicaciones, y tipos de feedback, que directamente activan tus mecanismos de defensa. O por el contrario, activan la mejor de las actitudes y predisposiciones a seguir hablando y a convertir lo acordado en realidad.

A la capacidad de crear conversaciones centradas en el “nosotros” se le llama Inteligencia Conversacional. Este enfoque permite facilitar la conexión, la confianza y la colaboración.

Seguro que te has dado cuenta de que no te sientes igual, hablando con unas personas que con otras. Algunas activan tu estado de alerta y te ponen a la defensiva. Otras, en cambio, activan las mejores emociones y deseas seguir hablando con ellas.

¿Qué les diferencia?. Su forma de conversar. Las expresiones y preguntas que utilizan. Su lenguaje. Y las posibilidades que abren ante ti con su conversación.

Aprende a conversar y no pierdas oportunidades

Las personas disponemos de unos sistemas y entramados cerebrales genialmente diseñados. Ellos nos permiten averiguar dónde nos situamos con respecto a nuestro interlocutor. Realizamos en unos pocos segundos una lectura rápida de la situación. Así, nuestro cerebro sabe cómo operar, si en modo protector-defensivo, o en modo apertura y descubrimiento.

De esta forma, identificamos rápidamente si confiamos o no en la persona que tenemos delante. Y esa es la clave. ¿Tus conversaciones generan confianza o desconfianza?. 

Las “malas conversaciones” activan nuestra red neuronal de desconfianza. Se activa así nuestro Sistema Nervioso Simpático. Éste dará la orden a  nuestra amígdala para disparar hormonas como el cortisol, además de aumentar nuestra tasa cardiaca. Las “buenas conversaciones” activan nuestra red neuronal de confianza. Se activará entonces nuestro Sistema Nervioso Parasimpático que promoverá nuestra hormona de la felicidad y colaboración: la oxitocina entre otras.

Según que sistema se active, responderemos a nuestro interlocutor de una manera más amenazante y defensiva. O bien, de una forma más constructiva y colaboradora. Provocando así, el mismo proceso neuronal en nuestro interlocutor. Con lo que las “buenas conversaciones” seguirán creando un buen tono de escucha y colaboración. Y en el caso de las conversaciones defensivas, aumentará por ambas partes el tono de agresión y defensa.

¿Entonces, cómo hacemos?. Siendo consciente de cómo conversas y teniendo muy presente el objetivo e impacto de tu comunicación.

  • Si quieres conseguir implicación y compromiso en tus colaboradores…
  • En caso de querer abrir la mente de tu entrevistador…
  • Si deseas crear una conversación positiva en tus relaciones personales…

¡Se consciente de si tus palabras activan el Sistema Nervioso Simpático o el Parasimpático! 🙂


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Qué pierdes si no creas buenas conversaciones con…

Analicemos posibles errores que frecuentemente me encuentro en las sesiones de formación y en diversas interacciones profesionales cuando trabajo la inteligencia conversacional.

Tus colaboradores y equipo

Si tus conversaciones son de tipo…
  • Interrogatorio. Buscas frecuentemente con tus preguntas una respuesta de SÍ o NO, para confirmar o no el grado de acuerdo que tienen contigo o si finalmente han hecho todo lo que tú consideras que deben haber hecho.
  • ¿Eres consciente de lo que has hecho?. Si buscas constantemente confirmación sobre si ha entendido que su comportamiento no es adecuado, que no cumple con sus responsabilidades o que está siendo irresponsable con los plazos acordados.
  • Las cosas deben ser así. En este caso tratas de explicar y ser protagonista en gran medida de la conversación que tienes con tu colaborador. En un 80% de tu conversación tratas de que te entienda repitiendo una y otra vez lo que consideras importante.
  • Amenazas. Usas frecuentemente el condicional, “si no … entonces…”, aunque intencionalmente no quieras amenazar, y lo que quieres es que sea consciente de las consecuencias.
Estás perdiendo…
  • La motivación propia de tus colaboradores, ya que sólo buscas confirmar tus ideas. Tus receptores han activado el modo defensivo, ya que temen no cumplir con lo que tú esperas.
  • La predisposición al cambio. Ya que si tu intención es sólo criticar, vuelves a activar el SNS y el modo defensivo para el que se tienen que preparar y defenderse ante ti.
  • La atención de tu colaborador o del propio equipo. Estar constantemente hablando tú, no es conversar. Así no creas colaboración y no creas interacción.
  • La creatividad e implicación en la búsqueda de soluciones. En modo defensivo, el cerebro fisiológicamente no le está permitido activar la corteza prefrontal en la que se elaboran las soluciones y las posibilidades de futuro.

El reclutador en tu entrevista de trabajo

Si tus conversaciones son de tipo…
  • Dubitativo y contradictorio. Cuando no acabas bien y no elaboras adecuadamente las frases que expresas. O bien, si saltas de un tema a otro, mostrando sin darte cuenta contradicción con respecto a las preguntas del reclutador.
  • Falta de evidencias. Si al expresarte no proporcionas hechos o hábitos que den cuenta de lo que quieres explicar y hacerle ver a tu interlocutor.
  • Excesiva autopromoción. Cuando utilizas frases aprendidas, que no son tuyas, tratando de darte importancia. Cuando hablas de us anteriores trabajos sólo usando el “yo” y olvidas hablar de lo que aportaste y conseguiste al trabajar en equipo.
  • Con incertidumbre y secretismo. Ante determinadas preguntas respondes con generalidades y evasivas. Tratas de evitar dar una respuesta clara y defender adecuadamente tu opinión o tu experiencia.
  • Si piensas que estás en posición inferior. Conversas con el entrevistador desde una posición inferior. Esto te hace sentir triste o nervioso activando tu modo defensivo. En este caso a tu cerebro le es difícil, hablar de la mejor versión de ti, y centrar la conversación en tus fortalezas y posibilidades.
Estás perdiendo…
  • La confianza del entrevistador. Con dudas e incertidumbre, el entrevistador activa su modo defensivo y la desconfianza ante tu propuesta.
  • Su comprensión. Si dejas a un lado el proporcionar evidencias sobre tu trabajo, al reclutador le es difícil activar su corteza prefrontal, donde reside su capacidad de comprensión de tu potencial.
  • Tu imagen de futuro. Al reclutador le será difícil imaginar lo que puedes aportar al puesto. Así, cómo imaginar lo bien que puedes encajar en su empresa.
  • Sus emociones positivas y que se lleve una buena imagen de tu marca personal. En el momento en que te “colocas” en posición inferior tus mejores emociones no te acompañan. Con lo que será difícil que provoques un impacto emocional positivo en el reclutador. La huella que se lleve de ti el entrevistador a nivel emocional, es clave para ti.

Tu amigo, familiar o compañero de trabajo

Si tus conversaciones son de tipo…
  • Acusador. Quieres señalar a toda costa que la culpa de algo es de la otra persona. Puede o no que la responsabilidad sea de la otra persona. Ahora bien,  acusándole en vez de centrar la conversación en la solución, provocarás que la otra persona no esté receptiva.
  • Crítico. Utilizas constantemente juicios de valor y adjetivos para explicarle a la otra persona cómo la ves y en lo que se ha convertido.
  • Ganador. En las discusiones quieres demostrar que tienes razón. Toda tu energía está centrada en defender tu argumento, y menos en comprender, o ver los puntos en común que tienes con el otro.
  • Sin escucha ni compasión. “Tú di lo que quieras, que yo estoy pensando en lo que te voy a decir”. Olvidas en tu conversación que la otra parte escuche de verdad que le prestas atención y que te importa su opinión.
Estás perdiendo…
  • Su confianza. Centrar las conversaciones en señalar “el autor del crimen” no te ayudará. Te estás dejando abrir la posibilidad de una conversación en la que preguntes para comprender,  y para que se pueda aprender o solucionar para la próxima vez.
  • La predisposición al cambio. ¿Cuál es el objetivo de proporcionar una crítica?. El cambio y el aprendizaje. No, que se sienta mal por tus palabras. Ningún cambio o aprendizaje se dará en condiciones de modo defensivo activado y con emociones negativas.
  • La conexión. Ese momento emocional positivo en el que dos personas conectan sólo se da cuando se activa la oxitocina. ¿Qué tipo de relación quieres crear con esta persona?. Deja a un lado la mentalidad de “ganar o perder” en una conversación y mueve tu energía a buscar puntos en común.
  • Le guste estar contigo. Nos gusta estar con personas que nos comprendan y nos escuchemos en sus palabras. Elegimos relacionarnos con personas que aunque piensen diferente a nosotros les importamos y nos muestran su compasión. Compasión es la capacidad de implicarse con el otro y esta capacidad activa la receptividad de la otra persona y sus emociones positivas.


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Qué necesitas cambiar en tus conversaciones

  1. Abre tu mente a posibilidades de comprensión y de actuación. Comunicarás con mejores expresiones que activen las emociones positivas de ambos.
  2. Comparte tus miedos y preocupaciones para que ambos implicados os entendáis y os ocupéis desde la colaboración y el compromiso.
  3. Muestra verbalmente que cuidas a la otra persona.
  4. Evita los juicios de valor en tus conversaciones.
  5. Provoca más la imagen de futuro que los errores pasados.
  6. Fomenta propósitos compartidos en el tema del que estáis tratando.
  7. Aprende a buscar ventajas y verbalizarlas, de los argumentos de tu interlocutor. Sobre todo cuando discrepas.
  8. Comprueba que has comprendido a la otra persona antes de reaccionar y responder sin pensar.
  9. Usa el “nosotros” siempre que quieras fomentar soluciones en proyectos e ideas comunes.
  10. Empatía no es sólo “ponerte en el lugar del otro” comprendiendo como entiende un tema. También es ser capaz de identificar la emoción que tiene la otra persona, no la que entiendes que tendrías tú. Házselo saber.
  11. Sé consciente de qué emoción es la que llevas a las conversaciones. Ajústala si crees que va a generar otra emoción negativa en tu  interlocutor.
  12. Presta atención a las reacciones microemocionales de la otra persona para ajustar tu conversación con las expresiones y preguntas que utilizas.
  13. Valora las conversaciones como una oportunidad de descubriros ambos y crear algo juntos.


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¿Cuál es el objetivo de mejora que has identificado para cambiar en tus conversaciones?
¿Qué emociones crees que generas y cuáles te gustaría conseguir?
Recuerda busca la emoción adecuada para conversar, prepára tu conversación y permanece atento a las emociones de tu interlocutor

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