6 motivos por los que tu mente no te deja descansar

No dejas de pensar y darle vueltas esos pensamientos que te mantienen en una constante tormenta emocional. ¿Te ocurre?. Además, compruebas, pero te es difícil impedirlo, que cada vez sientes más ansiedad. Esto te impide abordar tus tareas y responsabilidades diarias con tranquilidad y seguridad.

Es posible que vivas en un estado constante de intranquilidad e inseguridad. Acabas por pensar que no podrás afrontar determinadas situaciones. Es posible que cada vez te veas a ti mismo como menos capaz, afectando a tu autoestima y valía personal.

Como explicamos en el post sobre perfeccionismo obsesivo, en situaciones de estrés o ansiedad, tu neuroquímica cerebral cambia. Tu amígdala, se ha encargado muy bien de mandar las órdenes adecuadas a tu sistema mente-emociones: “tengo miedo, me preocupa y debo estar en alerta”.

Lo que ocurre es que no siempre este sistema se pone en marcha ante situaciones “reales” de peligro para las que necesites estar en alerta. Se activa con las interpretaciones que tú realizas de tu vivencia de la realidad. Así, es fácil que si te paras un momento, veas que hay siempre una serie de patrones de pensamientos que activan tu estado de alerta. Si alimentas estos esquemas mentales, seguirás en estado constante de ansiedad y malestar.

¿Qué formas de pensamiento te van a jugar una mala pasada a tu bienestar emocional?

6 motivos por los que tu mente no te deja descansar

Veamos algunos de los patrones mentales más comunes que no te dejarán descansar mental y emocionalmente.

Pensamiento en blanco y negro. “Las cosas son horribles o perfectas”.

  • Ese trabajo que has realizado no está lo suficientemente bien. Tiene que reunir los requisitos que están en tu cabeza y no consigues hacerlo.
  • Ese encargo que has hecho a un colaborador, familiar, o amigo, no está bien hecho. Las cosas se hacen sólo de la manera en cómo tú las piensas.
  • No debiste comportarte así. Es horrible lo que has hecho.
  • La ayuda que te han dado no te sirve, tú esperabas otra cosa.
  • Tu colaborador no hace su trabajo exactamente como le has indicado. No aprende. 
  • El resultado que has obtenido en esa situación es horrible. Tú querías conseguir algo diferente.

¿Suelen estar presentes este tipo de reflexiones en tu mente?. ¿Te hacen sentir bastante mal y te producen gran ansiedad?.

Si es así, necesitas ser consciente de que estás aplicando el “pensamiento en blanco y negro”. A través de este patrón de pensamientos sitúas tus vivencias y resultados sólo en dos categorías. Horrible o perfecto. Con lo cual, sólo disfrutas cuando  las cosas salen exactamente como están en tu cabeza. Y en consecuencia, sufres constantemente cuando tus expectativas no se cumplen.

Razonamiento emocional. “Si me siento mal es que no está bien”.

  • Me siento mal con esa persona. Esta relación no es buena. Esta persona es mala.
  • Si en esta situación yo me siento bien, es que está todo bien.
  • Me siento bien cuando me ayudan tanto. Esta es la forma en la que se debe ayudar a otros. 
  • Si realizar ese reto no me hace sentir bien es que no es bueno para mi. No debo hacerlo.

¿Tiendes a asumir que algo es verdadero porque te sientes que lo es?. O por el contrario, ¿tiendes a asumir que algo o alguna persona no es buena porque te sientes mal?. Bien. Nuevamente, amplía tu consciencia sobre este patrón de pensamiento. Estás aplicando el “razonamiento emocional”. Tiendes en este caso a razonar y tomar decisiones en función de cómo te hacen sentir. Con lo que son las emociones que sientes las que dictan tus decisiones y juicios sobre situaciones o personas. Te pierdes la posibilidad de aprender que en gran medida, tienes más posibilidades de actuación de las que estás considerando.


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Visión de túnel. Hay algo, vivencia o idea que está constantemente presente en tu vida.

En el patrón de pensamiento “visión de túnel”, tus vivencias más difíciles dominan tu vida. Todo lo relacionas y lo razonas según se parezca o no a la situación difícil que viviste anteriormente. 

Si alguien te trató mal, buscas constantemente cómo te tratan y actúan las demás personas para ver si debes alejarte de ellas. Tu foco de atención está constantemente centrado en detectar posibles amenazas y fuentes de malestar o estrés. Comienzas, entonces un loop de pensamiento detectivesco que te ayuda anticipar posibles desgracias o evitar posibles males. Constantemente estás en búsqueda de que algo malo pueda ocurrir.

Tienes un nivel de vigilancia y alerta por encima de lo deseable. Este constante estado de activación vigilante, te mantiene en un estado emocional negativo que te genera cada vez más ansiedad y miedo.

Si te paras a pensar en algo positivo en tu vida, sí lo reconoces pero le buscas una explicación lógica relacionada con tus miedos. Y realmente no tiene tanta importancia. Lo realmente importante, es lo que pueda ocurrir y puedas prevenir.

Pensamiento “seguro que todo sale bien”. El deseo positivo te impide afrontar otros resultados.

¿Organizas tu vida en torno a tus deseos y creencias de que las cosas saldrán bien?. No quieres estresarte, todo irá bien. De hecho, no sueles prepararte para otros posibles resultados. ¿Qué harás si no sale todo cómo esperas?. ¿Tienes otro plan?. ¿Estás preparado para afrontar que esa persona tome una decisión diferente a la que imaginas?. ¿Has ideado otro plan de acción por si no obtienes la valoración que consideras que te mereces y has imaginado?. ¿Cómo lo afrontarás?.

Ser optimista es fundamental. Ahora bien, si tu optimismo y buenos deseos se convierten en tu único recurso personal para que las cosas salgan bien… Ahí puedes encontrarte después con la dura realidad. Y necesitarás de otros planes, y otros recursos personales, que te permitan recuperarte en caso de que tu sorpresa te cause verdadera ansiedad.

Evitar estar preparado y obviar posibles resultados diferentes a los que tú esperas, te causará un bienestar a corto plazo. Ahora bien, lo importante es que seas capaz de afrontar tu desilusión.

¿Te has sentido muy mal después de que no te seleccionaran para esa entrevista de trabajo que pensabas que fue tan bien?. ¿Te has sentido muy decepcionado y ha afectado a tu autoestima que ese cliente no se decidiera por tu propuesta?.

Analiza cuánto peso tienen los buenos deseos y el “seguro que todo sale bien” en tu forma de vivir.

Personalización. “Es mi culpa”.

¿Cuánto tiendes a echarte la culpa de todo lo que ocurre?. Y sobre todo, de lo malo que te ocurre.

  • Si no me seleccionan en esta entrevista de trabajo es que no soy buen profesional.
  • En las relaciones personales, si mi pareja, me deja es que yo no soy suficientemente bueno.
  • En las situaciones familiares, si mis seres queridos se sienten mal o me tratan mal, es culpa mía. Algo no estoy haciendo bien.
  • Si mis amigos se enfadan, es que he hecho algo mal.
  • Ahora lo pienso, y no debí tomar esa decisión.

¿Te has descubierto a ti mismo pensando aproximadamente de esta manera?. ¿Te causa verdadera ansiedad?. ¿Se convierte este patrón de pensamiento en una preocupación habitual para ti?. ¿Tienes remordimientos por la decisión que tomaste hace tiempo?.

¡Ojo!. Todo no depende de ti. Las responsabilidades son compartidas siempre en cualquier relación. Y más aún. Las decisiones se toman y se valoran en relación a tu momento vital. Pasado el tiempo, tú siempre serás otra persona. Con valores y prioridades diferentes. Con lo que, martirizarte con lo que podrías haber hecho no dejará que descanses mental y emocionalmente.


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Comparaciones inútiles

  • No soy tan bueno como…
  • Mis compañeros de trabajo son mejores que yo.
  • Yo nunca seré como…
  • Otros compañeros de carrera, a estas alturas, ya están en… y yo sigo todavía aquí.
  • Hay gente que es mucho mejor que yo, ¿para que voy a intentarlo?.
  • Se presenta mucha gente a esa entrevista, oposición… Seguro que hay personas mejores que yo, que sacarán mejores resultados.

¿Sueles realizar este tipo de comparaciones?. ¿Y el resultado, por supuesto, es que tú nunca eres suficientemente bueno comparado con otros?.

Bien es posible. Siempre encontraremos personas que aparentemente resuelven mejor que nosotros determinadas situaciones. Ahora bien, además de usar “tu bola mágica” para anticipar el pasado :-), ¿te has parado a pensar qué hacen que tú no?. Valorar sin más que otras personas pueden resolver determinados retos mejor que tú, no te sitúa en el foco de la solución. Identificar qué habilidades han entrenado y qué hábitos han desarrollado, puede ayudarte a ti a aprender. Puede situar tu foco de atención en aprendizajes y habilidades a las que no das importancia. Eso sí, ser “tan bueno como ellos” requiere aprendizaje y riesgos. ¿Estás dispuesto a asumirlos?. O, ¿estás más cómodo pensando que simplemente los demás son mejores que tú?.


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Conclusión

  • Ver el mundo en blanco y negro, te dirige directamente a perderte matices y grises que permiten más posibilidades y aprendizajes.
  • El razonamiento emocional te impide darte cuenta de que igual necesitas nuevos recursos personales. Los juicios emocionales te causarán intranquilidad personal.
  • Valorar el mundo y tus vivencias en “modo túnel” te impide valorar las vivencias y las personas con mayor amplitud de miras.
  • Confiar en que todo se solucionará y saldrá como tu esperas, bloquea tu capacidad de resolución de problemas.
  • Asumir la culpa de todo, te pondrá difícil diferenciar qué relaciones son saludables y cuáles no.
  • Las comparaciones con los demás sólo son útiles en la medida que te impulsen a aprender recursos personales a los que no prestas atención.
¿En qué patrones de pensamiento te has sentido identificado?
¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes de mantener esos patrones de pensamiento?
¿Qué otras estrategias de afrontamiento mental y emocional necesitas aprender?

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