La ansiedad como aliada no como enemiga

La ansiedad vuelve a la escena principal de la vida de muchas personas, y solo hace un mes, que hemos vuelto de vacaciones. Quizá los motivos que te estresaban, en vacaciones te dan un respiro. Y a la vuelta de vacaciones, vuelven a estar presentes. Es posible también, que la vuelta a la rutina te haya hecho eliminar hábitos que te han dado calma en vacaciones. 

Siempre me ha gustado poner foco, en que lo que aprendes de ti en periodos vacacionales sobre tu bienestar, necesitas llevártelo a la rutina del día a día. Si sabes que en periodos vacacionales leer te calma y favorece el sueño… mantenlo a tu vuelta a la rutina incorporando leer como rutina. 

La realidad es que muchas personas, eliminan hábitos de bienestar, cuando terminan el periodo vacacional. Y claro, la mente se resiente. Esta sería una de las primeras recomendaciones, lo que sabes que te da paz, mantenlo. Da igual la época del año. Al final, el equilibrio emocional se consigue cuidándote mediante la realización de actividades que te dan bienestar, para compensar el desgaste emocional ocasionado por lidiar con situaciones difíciles.

Dime, en este septiembre, ¿mantienes actividades que has descubierto en periodo vacacional que te dan paz?

Conversar con tu ansiedad

Además de implicarte en actividades satisfactorias como leer, deporte, etc., que te hagan sentir bien, hay una serie de premisas que es importante comprender para poder abordarla. 

La mayor parte de las personas:

  • Bloquean la ansiedad.
  • Se enfadan por sentir ansiedad. O se sienten tristes porque no “deberían” sentir ansiedad”.
  • La “aguantan” acumulando malestar mientras aumentan sus esfuerzos por vivir el día a día con el peso de la ansiedad.
  • Redirigen la energía acumulada de la ansiedad a interactuar con los demás, de manera tensa y/o agresiva.
  • Definen su identidad personal a través de la ansiedad. “Yo soy…”, en vez de “siento en este momento….”.
  • Desarrollan una mentalidad hiperactiva, y una agenda de vida llena de compromisos que “tiene que atender”. No porque sean ansiosos, sino porque la hiperactividad mental y física, les ayuda a esconderse y no pararse a sentir lo que sienten: ansiedad.

Ansiedad quiere tener una conversación contigo

La ansiedad, como cualquier otra emoción, tiene un cometido. Tratar de “hablar contigo” para darte un mensaje importante y que puedas tomar decisiones. Si apagas esta “campana de aviso” con una vida de multitarea, sonará más fuerte. En caso de que no te pares a escuchar su mensaje, y en su lugar, actúes con enfado, seguirá sonando más fuerte. Si asumes, la ansiedad como algo que “yo no debería sentir”, tu cerebro y tu cuerpo trabajarán conjuntamente, para que la sientas con más intensidad, a ver si  “les haces caso” de una vez.

El ser humano es maravilloso. Cuerpo y mente se comunican de una forma asombrosa para permitir que te adaptes a lo que vives en el día a día. Sentir ansiedad no es “malo”. El sistema de “campanas de aviso” que tenemos es tu aliado. Forma parte de un sistema que nos permite vivir el día a día. Comprenderlo, escucharlo, y dejar de mirar la ansiedad como una enemiga, te ayudará a vivir con mayor bienestar. Escuchar el mensaje que tu ansiedad tiene para ti es crucial para tu desarrollo personal. 

Acepta, y haz las paces con algunas premisas sobre la ansiedad

  • Las emociones, todas, incluida la ansiedad, son uno de los mecanismos del cerebro para ayudarte a una mejor adaptación a las situaciones que vives.
  • Se manifiesta a nivel corporal (taquicardia, respiración alterada y tensión muscular, entre otros…) y a nivel mental (pensamientos intrusivos, catastróficos y aparentemente automáticos).
  • La ansiedad empieza a sentirse en el cuerpo y en la mente, mucho antes de que lo sientas intensamente. El cerebro no produce un ataque de ansiedad cada vez que percibes algo como amenaza. Puede hacerlo, si has tenido muchas situaciones en las que no has afrontado las señales sutiles de ansiedad y las has bloqueado. O bien, si se ha asociado/condicionado con una amenaza de forma reiterada.
  • La ansiedad tiene la función de protegerte ante situaciones que percibe como amenazantes. Es decir, considera que puedes estar en peligro físico o psicológico, porque tus recursos habituales en esa situación no son suficientes. Te avisa de que tienes que hacer algo diferente para afrontarlo.

Ansiedad no decide quién eres

Ansiedad te protege si la escuchas con calma

  • El cerebro no distingue entre amenaza física, psicológica, real o imaginada. Se pone en marcha igualmente en todos los casos y de la misma forma.
  • Es justo en el momento que empiezas a sentir pequeñas señales de ansiedad y malestar cuando mejor podrás regularla y saber lo que necesitas. En nivel más altos de ansiedad, te costará mucho más autoregularte, se puede, pero cuesta mucho más.
  • La primera y mejor forma de regular la ansiedad es empezar a calmarte regulando los síntomas físicos. Respira profundamente, haz ejercicios para destensarte muscularmente, …
  • Los pensamientos intrusivos serán más fáciles de parar cuando el cuerpo esté más calmado. No intentes hacerlo al revés, primero lo corporal luego lo mental.

Entiende lo que pasa por tu cabeza

  • No des crédito a los pensamientos catastróficos, intrusivos y anticipatorios que pasan por tu cabeza. Todo lo que pasa en nuestra mente no es real. Solo tienen la función de mantener el estado de alerta. Esperan que hagas algo para “desmontarlos, y hacer algo diferente para afrontar el verdadero mensaje de la ansiedad”. 
  • Si estás viviendo una situación objetivamente estresante, como la enfermedad de un familiar, burnout, liderazgo tóxico y agresivo, maltrato…, tu mente te mantendrá en estado permanente de alerta, porque es cierto que la amenaza sigue presente. Entonces, para que no te hagan “más daño” y te puedas proteger, el cerebro, te mantendrá en hipervigilancia. Cuanto antes, toma decisiones de abandonar esa situación, porque acostumbrarse a la hipervigilancia te hará desarrollar una forma de vivir “a la defensiva”. Igualmente aquí, el cerebro te dice que hagas algo para sentirte mejor dadas esas circunstancias. 
  • El ser humano, está capacitado para afrontar situaciones estresantes, y el mecanismo que nos ayuda a saber qué necesitamos es la emoción de la ansiedad. Ahora bien, cuerpo y mente no pueden sostener largo tiempo el estado de alerta. La energía necesaria acaba con nuestro sistema inmunológico por la cantidad de cortisol necesaria para sobrevivir. 
  • Necesitamos descansos, “tiempos fuera”, actividades satisfactorias, deporte, sueño, etc., para compensar ese desgaste. Así podemos volver a tener los recursos para poder seguir afrontando nuevas situaciones.

Tu identidad personal al completo para ayudarte

Elige qué quieres y qué necesitas pero no “tapes” a ansiedad

  • La ansiedad será tu aliada si la escuchas nada más aparece, porque te da pistas de lo que necesitas cambiar. Si la callas o la alimentas (rumiando toda clase de pensamientos catastróficos), aumentará su intensidad.
  • Aprovecha y activa las otras emociones para que te ayuden a regular la intesidad negativa de la ansiedad. 
  • Dime, ¿escuchas de manera regulada a tu “amiga ansiedad”?

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