
¿Llegas al final del día y sientes que no puedes más… aunque tu día no haya sido especialmente “duro”? Es cómo si necesitaras “desaparecer de todo” y “bajarte del mundo” como decía Mafalda en las geniales tiras de cómic de Quino.
Y además esa sensación se repite. Con lo que tu agotamiento diario, hace que estés poniendo foco en “que termine la semana por favor” o que llegue el próximo puente, vacaciones, etc. Es curioso, ¿cómo se puede seguir sobreviviendo a la semana para realmente vivir (sino estás demasiado agotado) en el próximo puente o tiempo de vacaciones?. No te mereces esto.
Tu agotamiento diario, que la mayor parte de las veces será mental, es el mejor indicador de que no estás distribuyendo tu energía de una forma que te permita vivir, solo sobrevives. Estás en estado de supervivencia constantemente, en el trabajo, en el tiempo libre por otras obligaciones familiares, sociales, etc.
Lo que no sé si te has dado cuenta es que este agotamiento diario se debe a muchos hábitos que no pones en práctica. Es decir se debe más a lo que no haces, que a lo que haces.
En los últimos meses, trabajo con varios clientes en las sesiones de coaching con este agotamiento diario. Claro, y la primera premisa que te comunican es “no me encuentro bien”. Estoy desmotivado. Más bien cuando profundizas, facilitas al cliente darse cuenta de que lo que realmente está pasando es que el agotamiento diario no le permite sentir otra cosa, con lo que no hay espacio, ni para la motivación, ni para otras emociones de satisfacción personal.
En este post descubrirás 7 razones ocultas por las que terminas el día sin energía, 7 hábitos que no haces que hacen que tu energía se “fugue” gratuitamente.
Recuerda estás dejando de practicar una serie de hábitos por los que tu cerebro no puede reiniciarse, descansar o recuperarse. Y esto no te permite tener la mejor energía para las actividades, personas o situaciones que tienen más valor en tu día a día. No esperes a descansar en el próximo puente o vacaciones. Solo alimentarás la supervivencia e inercia del día a día. Se trata de acabar el día con mejor energía porque lo has disfrutado un poco más y te has protegido de un agotamiento diario inútil.
7 razones por las que sientes agotamiento diario
1. Encadenas actividades sin tomarte ni siquiera 5 minutos para respirar
Encadenas sin descansar videoconferencias y reuniones de trabajo. Has puesto el foco en que lo importante es “estar presente”, pero da igual cómo. Al final, te da igual, si estás preparado o no, si vas con todo lo necesario… ya irás pensando conforme el otro habla. Esta práctica la compruebo incluso en mis sesiones. Es habitual encontrarte un directivo que se conecta a la sesión, porque ha quedado conmigo. Sin embargo, viene sin haber trabajado nada de la sesión anterior, y todavía está pensando en la reunión que acaba de terminar. Y esto lo lleva haciendo todo el día, porque ha tenido otro montón de reuniones en las que ha seguido el mismo sistema. En mi caso, muchas veces, he suspendido la sesión por no estar centrado ni preparado para aprovechar la sesión. Dime ¿quieres seguir sobreviviendo o quieres aprovechar tu día y navegarlo con calma?
- Tan solo tomarte un descanso de 5 a 15 minutos te permitiría cerrar mentalmente el tema anterior, y poner foco mental y emocional, en la siguiente actividad. Si consigues hasta un espacio de 30 minutos, ¡sería excelente!.
2. No bloqueas tiempo en la agenda para reflexionar
He comprobado la agenda de muchos profesionales a nivel de día, semana, mes y siempre hago la misma pregunta: ¿Y cuándo reflexionas sobre lo que trabajas o está ocurriendo en ti, o en eso que te preocupa?. “ Ah, pues es que eso, la verdad es que me viene a la mente justo cuando me voy a dormir…”
¡Fenomenal! Gran permiso que no le das a tu mente para descansar, y desconectar, y que tu sueño repare el gasto de energía que has tenido durante el día.
Esta persona no ha parado ni un minuto desde que abrió los ojos por la mañana hasta que se dispone a cerrarlos de nuevo para dormir. Y claro el cerebro que es muy eficiente, siempre te dirá “ahora que no estás haciendo nada préstame atención”. ¿Te das cuenta de lo que no estás haciendo?
- Reflexionar y tomar decisiones, o prepararte algo con calma, también es trabajar. A menos que tú lo priorices en tu agenda y bloquees fragmentos de tiempo no lo harás. Evita ir pensando sobre la marcha. Esto hace que tu cerebro esté en modo alerta todo el tiempo porque sabe que tienes algo pendiente a lo que no le prestas atención. Lo mismo te recomendaría con los temas personales. Yo lo hago, ¿y tú?.
3. Aprovechas los desplazamientos de forma aparentemente productiva asumiendo un riesgo para tu bienestar emocional
¿Cuántas conversaciones de trabajo tienes cuando te desplazas?. ¿En qué medida aprovechas para consultar redes sociales, un informe o dejar un mensaje por Teams a tus compañeros de trabajo? ¡Para! Sino te has organizado para hacerlo en otro momento, esa no es la solución. Tu atención no será completa, y si además estás en una llamada, el ruido exterior, y la necesidad de atender de forma dividida a la llamada y a tu desplazamiento, no te ayudarán a redistribuir energía. Lo último que escuché es que en un desplazamiento largo en coche, la persona que conducía estaba participando on line en una reunión con su empresa. ¿Necesito explicarlo más?. No añadiré nada más.
- Los desplazamientos son para desplazarte. Bien sea porque conduzcas o vayas en transporte público o andando… No hagas otra cosa…. 0 actividad paralela. Aprovecha para divagar la mente, reflexionar con calma o enchufarte la radio en el coche con la música que más te gusta, para activar el Sistema Nervioso Parasimpático (bienestar). Permítete llegar a los sitios con la mejor de las emociones. Es la mejor garantía de que tu mente dará lo mejor de sí misma en la tarea que tengas que hacer.
4. No haces deporte. Ni lo contemplas en tu agenda.
Da igual, sino puedes hacerlo todos los días. Es indiferente, si objetivamente has tenido que hacer un parón con el deporte porque “no ha podido ser”. Sigue. Haz deporte. Camina, pero ponte ropa deportiva y unas buenas zapatillas. No me digas que ya vas andando al trabajo. Ahí seguramente, andes por inercia y sin el calzado ni la mente adecuada para aprovechar los beneficios de la actividad deportiva.
Nuevamente, bloquea en la agenda ratos para el deporte. Sino existe en la agenda, no lo harás. Por que no está contemplado ni el tiempo, ni la prioridad.
- El deporte es la forma más rápida de activar los neurotransmisores del bienestar. Recargan “pilas” y restauran el sistema inmunológico que se desgasta por el constante aumento de cortisol que genera estar en constante “modo alerta”.
5. Sigues trabajando fuera del horario laboral.
Tengo bastantes correos de empresa, que me llegan a horas intempestivas. En mi caso, como tengo superdelimitado cuándo presto atención a las comunicaciones, pues no van a recibir respuesta. Y es más, qué necesidad tienes de enviar un correo, chat o similar fuera del horario de trabajo. Si fuera urgente llamarías por teléfono porque realmente hay un “incendio”. En cualquier otro caso, seguro que puedes dejarlo para mañana y centrarte en permitir que fuera del horario laboral, tu cerebro vaya bajando de actividad mental. Escucho también, “es que así me quedo tranquil@“. ¿Te quedas tranquil@ o estás hiperactivándote al final del día porque tienes ansiedad y necesitas seguir haciendo cosas?
- Solo serás eficiente en tu trabajo si delimitas la actividad laboral a un horario determinado. Estirar la curva de atención laboral hasta el final del día, hace que cuanto quieras dormir, tu cerebro te muestre que no puede. Lo has hiperactivado. Así que no le pides, que de repente descanse y duerma. Si finalmente duermes, no será un sueño reparador. Será un sueño por agotamiento.
6. No hay espacio para pensar lo que sientes ni sentir lo que piensas
“Lo tengo todo, todo va bien, pero no estoy disfrutando de mi vida, ¿por qué?”. Así suele verbalizar algún cliente, su malestar. Comprobamos que no tiene tiempo para “sentir” y solo tiene tiempo para “hacer”. Es capaz de estar en el parque con sus hijos contestando llamadas y mails de trabajo…
Nuevamente, no haces espacio en tu agenda, para disfrutar el momento. No vives, de forma que se bloquee todo lo demás, los momentos compartidos. Y tampoco, por supuesto, dedicas tiempo a estar sol@ contigo mism@. ¿Cómo y cuando vas a procesar e interiorizar lo que sientes, o has sentido en lo que vives?. ¿Cómo tomarás decisiones que contemplen tanto la parte racional como la emocional?. ¿Con qué criterios priorizarás en tu vida lo que realmente es importante para ti?.
- Se nos olvida que el equilibrio personal e incluso la mejor versión de nuestro talento viene de combinar adecuadamente la inteligencia emocional con la inteligencia cognitiva. Una sin la otra hacen que nuestro desempeño personal, social, personal y familiar sea incompleto.
7. Descansas (que no lo haces) de forma tóxica con todo lo que sea digital
- Solo unas breves palabras aquí, porque sé que eres suficientemente inteligente para saber lo que es sano o no lo es. Delimita el tiempo de tecnología y de redes sociales. Sabes que consume energía sin sentido. Te evita poner foco en lo verdaderamente importante. Solo consumirá atención y energía inútil, y se convertirá en una técnica de evitación. Por supuesto, activa la mente de una manera tan alta que cuando quieres dormirte por la noche, no podrás.
Entonces ¿por dónde vas a empezar? 
Resumen clave: Ve a los sitios con calma. Come con calma. Piensa y siente con calma. Trabaja y comunica con calma. Organiza y cambia tu agenda con calma. Redistribuye la energía. No todo se necesita para ya, y con un alto nivel de intensidad.
Recomendado: Cómo vivir sin calma interior