Lobo vete fuera al bosque

Con la intensidad y la ternura de un peque de dos años, mi sobrino. Así, es como estábamos leyendo el cuento de los 3 cerditos, hace unos días. Totalmente implicado en hacer que los pobres cerditos se libraran del lobo malo que quería destrozarles las casitas. ¡Lobo, vete fuera al bosque! ¡Fuera, al bosque!. Con todo lujo de detalles no verbales con sus manos y su carita de enfado para que el lobo se fuera lejos. 😂

Como tiene una tía😊 que no puede evitar interiorizar, un poco más de lo habitual, lo que vive con él, me puse a darle una vuelta…¡Con qué facilidad los niños aprenden frases, canciones o gestos, que repiten como un mantra, cada vez que cuentas el cuento o cada vez que les viene a la cabeza!. Sin descanso y con toda la constancia infantil, ¡que es mucha!. Sin desanimarse cuando el lobo aparece de nuevo.

Saben que cada vez que cuentas el cuento, los cerditos vuelven a estar en peligro, pero ahí están ellos, repitiendo una y otra vez, que el lobo se vaya lejos al bosque. No se cansan, pese a que el peligro se repite de nuevo en el cuento, cuando empiezas a leerlo de nuevo. Con la misma intensidad, con las mismas ganas, con la misma fuerza y convicción, de que van a salvar a los cerditos. Y durante esos instantes, el lobo se va. Han aprendido que al final del cuento, el lobo se va “escaldado” porque ya no pudo acceder a la casa de ladrillos.

Necesitamos “echar al lobo al bosque” con más frecuencia

Maite 😂, ¿y por qué te dio por aquí con el cuento de los tres cerditos?. Porque me pregunté… ¿Y si los adultos recordaran que necesitan con más frecuencia “tirar al lobo fuera al bosque”?.  Una y otra vez, con la intensidad, constancia y convicción de un niño, para deshacerse de aquello que es peligroso.

Llamemos “peligroso” a esas relaciones tóxicas, a esa adicción al trabajo, a esa costumbre de “darle cuerda psicológica” a todo lo que no va bien, a lo que no funciona o no nos gusta, a las críticas destructivas…

Es decir, ¿y si el adulto aplicara este “salvoconducto” para protegerse más?. ¿Y si los adultos construyeran en ocasiones un “muro de ladrillos” que no de paja…, para protegerse a sí mismos cuando es necesario?.

Construye una “casa de ladrillos” para protegerte cuando estés en peligro mientras “echas al lobo al bosque”

Una de las prioridades en las que suelo poner mucho foco con los clientes en las sesiones de coaching, es que tengan una “buena caja de herramientas”. Aprender a discernir cuando una herramienta (recurso personal) es más útil o no lo es. El martillo, al carpintero, no le sirve “para todo”.

No podemos vivir constantemente con un alto muro de protección, como “la casita de ladrillos”. Sin embargo, sí que puedes decidir usarla cuando es necesario, por ejemplo ante conductas manipuladoras o de maltrato de otra persona.

En otras ocasiones, te será mucho más útil y restaurador aplicar la “vulnerabilidad selectiva”, para compartir con alguien de confianza, tus mayores temores y preocupaciones. Sabiendo en ese caso que vas a ser reconocid@ en tus emociones y acogid@ con compasión. 

Encuentro clientes, que en general se sitúan en los dos extremos. Hay personas que no se protegen en absoluto. Y hay personas que van por el mundo con un gran “muro de ladrillo” . 

En el primer caso, a estas personas les vendría muy bien practicar el mantra y la acción correspondiente de protegerse más, una y otra vez, sin descanso en entornos o conversaciones en las que se dejan avasallar por “el lobo”. 

En el segundo caso, las personas que construyeron un gran “muro de ladrillos” desde donde viven todo, se olvidaron, que también, están evitando sentir momentos de alegría y felicidad. Si cierras la puerta a todo para no sufrir, seguramente cerrarás también la puerta a aquellos momentos que te pueden proporcionar una experiencia de vulnerabilidad enternecedora. 

Es importante arriesgarse como los niños 😊,  a experimentar el cuento de nuevo, y a elegir qué hacer. 

Para este comienzo de año nuevo 2025, elige el propósito de aprender a “echar al lobo al bosque”.

Como resumen de hitos y situaciones de los últimos meses, o de este último año que ya finaliza, te recomendaría practicar como los niños, ese decir “basta”. Ese mantra “¡Lobo vete al bosque!”, para deshacerte y “tirar” sin remordimientos ciertos pensamientos o situaciones que te pueden hacer daño, y de las que mereces protegerte. Que sepas construir o usar de vez en cuando, una “casa de ladrillos” para que ciertas cosas reiterativas no entren en ti, no cambien tu esencia.

Ejemplos, de dónde estaría bien y necesitarías darte permiso para aplicar el “aprendizaje del lobo”:

Mención especial a las personas que se han visto afectadas, directa o indirectamente por la DANA en Valencia.

Más allá de cómo se está gestionando la situación, estamos viendo ya algunas necesidades emocionales de estas personas supervivientes de la DANA, física y/o psicológicamente. Es importante permitirse, una vez se restauran ciertas necesidades básicas, que estas personas puedan con tranquilidad, “ponerse un muro”. Es decir, protegerse y aislarse, de estar constantemente hablando, pensando y experimentando un entorno de “barro” y conversaciones negativas de malestar y queja.

Por un lado es necesario para asumir la experiencia traumática. Por otro lado, es necesario permitirse buscar con personas de confianza “salir de ahí” en la medida de lo posible, para acceder a otras conversaciones y actividades que les permitan restablecer que cierta normalidad y tranquilidad vuelve a sus vidas. El cerebro necesita descansar y restaurar, y sí, en este caso, se necesita decir “ DANA, vete un rato fuera al bosque”.

Personas que ya lo han hecho o están a punto. Deshacerse de relaciones tóxicas que les hicieron creer que vivían en permanente deuda emocional con sus parejas. Aplicable a jefes tóxicos.

Con gran alegría, y acogiendo el precedente sufrimiento de estas personas, he acompañado a grandes personas este año para que “echaran de sus vidas al lobo al bosque”.  Son personas que “compraron” sin darse cuenta todo tipo de mensajes negativos sobre sí mismos, que resonaban en sus cabezas y corazones constantemente. Haciéndoles vivir una vida de dependencia emocional, en la que vivían en permanente deuda emocional, que nunca podían cumplir ni satisfacer. Este tipo de mensajes se “compran” sin darse cuenta, porque son sutiles.

Y como la sutileza y fuerza de una gota que erosiona una piedra,  estas personas sintieron que su esencia e identidad era como la “casita de paja”.  En la que “sus lobos” arrojaban todas sus manipulaciones para derribarles una y otra vez. ¡Bravo, por estas personas que se atrevieron a tomar la decisión de “construirse de nuevo” una identidad personal más sana!. Eligiendo quiénes son, y quiénes quieren ser, sin que “el lobo” vuelva a acecharles en sus vidas. Estaban en relaciones personales y laborales tóxicas. ¡Bravo de nuevo y felicidades!.

Personas que dijeron ¡Basta!, a sus hábitos de alimentación de la ansiedad, a la evitación de emociones, a los diálogos destructivos, y al no reconocimiento de sus fortalezas.

Sí,  nuevamente, afortunada de sentir con ternura, el avance y la decisión de muchos clientes, que “echaron al lobo al bosque”. Ese lobo era normalmente el hábito poco saludable de:

  • Poner foco únicamente en sus debilidades, olvidando, sus fortalezas y el mejor valor que tiene su identidad personal.
  • Buscar con ansia la satisfacción inmediata, impidiéndose implicarse en decisiones vitales de mayor satisfacción y propósito persona.
  • Alimentar en bucle pensamientos catastróficos, deseando un mayor bienestar emocional que no conseguían.
  • Poner foco en “controlar todo”. Han aprendido a discernir sobre lo que sí pueden actuar y sobre lo que no.
  • Aguantar hasta la extenuación emocional, situaciones o relaciones, sobre las que tenían que tomar decisiones. El mayor aprendizaje ahora, es que han identificado que pueden tomar decisiones antes sin llegar a ese punto de agotamiento emocional.
  • Tener conversaciones destructivas con los demás o diálogos internos despreciativos consigo mismos que les impedían gestionar su bienestar emocional.
  • Empeño en no respetar las señales y el funcionamiento del cuerpo, la mente, o el corazón.
  • Poner el foco en los datos que no tienes en situaciones de incertidumbre.

¿Y tú, “echarás al lobo al bosque” en 2025?

Deseo que sí 😊. Ojalá que te atrevas. Ya sabes con el ánimo y constancia de un niño. Aprovecho para desearte un gran comienzo de año, lleno de lo mejor de ti. 

Un abrazo. Gracias por estar aquí y por seguir permitiendo que te pueda acompañar. Sigamos aprendiendo.

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