Sentirse regulado emocionalmente o sentir una profunda desregulación de tus emociones. Sí, haciendo un repaso al trabajo de coaching realizado este año, podría decir que esta es una de las habilidades base más importantes. Identificar cómo te encuentras emocionalmente, y ocuparte activamente de buscar la mejor emoción, o el mejor nivel de intensidad, cada vez es más importante.
A menudo, las personas sienten una gran desregulación emocional como consecuencia de:
- Un comentario negativo o poco afortunado de un familiar.
- Gestos de desprecio en entornos sociales, laborales o familiares.
- Un acontecimiento estresante como pérdida de un familiar, cambios laborales o entornos de mobbing.
- Algún desfase entre las expectativas personales y los datos que te proporciona la realidad.
- Una valoración negativa excesiva de tu percepción de auto-eficacia ante una situación importante.
- Hábitos fuertemente instaurados relacionados con la anticipación, el pensamiento catastrófico, y la lectura mental de las opiniones de los demás.
- La búsqueda constante de aprobación o afecto de los demás.
- Relaciones de dependencia emocional.
En cada una de estas situaciones la persona tiene una gran dificultad para sentirse regulado emocionalmente. Como consecuencia siente vacío, grandes síntomas de ansiedad, y síntomas deprimidos.
Es decir, la persona acaba sintiendo que no es segura ni la relación consigo mismo, ni con los demás. Al final, todos buscamos sentirnos seguros emocionalmente en las distintas circunstancias que vivimos. O al menos, lo suficiente para abordar los retos que tenemos por delante.
Presta atención a tu interior
La capacidad de neurocepción, describe la forma en que el Sistema Nervioso Autónomo (SNA) recoge información de lo que vives, sin implicar a las partes pensantes del cerebro. LA neurocepción, te proporciona información sobre el interior de tu cuerpo, tu relación con el entorno y tu relación con los demás. Antes incluso de que seas conscicente. Si el resultado de la valoración de tu interacción contigo mismo y con el mundo es negativa, tu sistema nervioso cumplirá su papel. Te avisará de que algo no va bien. Y eso es bueno, es tu sistema de supervivencia y protección. Ahora bien, una cosa es detectar las señales, otra muy distinta, darles un significado adecuado, y saber regular la intensidad de esas señales.
La inteligencia emocional te enseña a aprovechar las señales emocionales, descubriendo qué ocurre. Es importante, asumir la responsabilidad de volver a restaurar tus sensaciones de seguridad para afrontar las distintas situaciones.
Podríamos decir, que tenemos un sistema pasivo, activado por el SNA, que siempre escaneará nuestro interior, el entorno y las relaciones con los demás. Nos proporcionará información sobre el nivel de seguridad o inseguridad que valoramos en esos tres aspectos. Y por otro lado, tenemos una serie de vías activas (SNS y SNPS), que nos pueden ayudar a regular activamente la intensidad de las señales emocionales.
Muchas personas, pretenden en su día a día, no sentir las señales emocionales, y buscan ansiosamente no sentirse mal. Y ese es el principio de un gran malestar e inseguridad emocional. “No debería sentirme así… Estoy cansad@ de sentir esto…”
Tu mente y tu cuerpo son sabios
Embarcarse en multitud de actividades, compromisos con los demás, y constantemente mantenerse ocupado para evitar sentir, no es la solución. Distrae temporalmente, pero no te ayuda a ser una persona regulada emocionalmente. No escuchar los procesos neuronales que realiza tu cerebro tiene un gran coste en el bienestar emocional. Se pierde incluso la capacidad de diferenciar cuándo te sientes en calma, y cuando no. De hecho, he conocido muchas personas con un largo historial de evitación y distracción emocional. Entonces, llegan situaciones críticas, más difíciles de lo habitual, o un parón por diferentes motivos en tu vida, y las técnicas de evitación y distracción ya no funcionan. Así pues, tenemos experiencias de ataques de ansiedad, crisis personal, bloqueos, desmotivación, etc… En resumen, la persona se siente muy insegura ante retos más complejos.
Nuestro cuerpo y nuestra mente están perfectamente diseñados para tener mecanismos de ajuste para regular lo que pasa en nuestro interior, y en la relación con el exterior. Eso sí, necesitas practicar.
El SNA te proporcionará claves emocionales y corporales, de seguridad y amenaza constantemente. De esta forma podrás hacer los ajustes necesarios de energía para afrontar la situación. Es decir, la inquietud que sientes ante una relación conflictiva o una reunión importante, te proporciona información sobre qué necesitas para afrontar la situación. Usar adecuadamente esa energía, y regularla en intensidad, te ayudará a afrontarlo. En caso de que niegues o evites sentir esa energía movilizada, el SNA aumentará las señales para protegerte. Y entonces sentirás mas ansiedad o malestar, porque hay un desajuste entre la energía que sientes, y la energía necesaria para afrontar la situación. Hablamos entonces de ajuste emocional o desajuste.
Discernir si la emoción es adecuada en este momento
Hay otro hábito muy frecuente en los historiales de gestión emocional de muchas personas que es la búsqueda de pistas o claves, de seguridad o de amenaza. Muchas personas se han entrenado con gran intensidad en buscar, escanear constantemente la información amenazante o de peligro. Bien sean, señales internas corporales, información de la situación que viven, o pistas sobre la relación con los demás. Así desarrollan, una serie potente de “trampas mentales” que les garantizan siempre estar en estado de alerta e hipervigilancia.
Aplicar la regulación emocional va acompañado de la capacidad para buscar además señales de seguridad que te permitan afrontar la situación. De hecho, cuando tu análisis está a favor de las señales de inseguridad, porque son más o tienen más peso, nuevamente aparece la desregulación emocional.
Acostumbrarse a identificar cuando te sientes bien, en calma, en estado de fluidez contigo mismo, te permitirá ajustar la intensidad de las emociones más difíciles porque puedes traer esa emoción de seguridad interna a tu reto estresante.
Tener una relación complicada con un familiar, pareja o compañero de trabajo, se llevará mejor si buscas tu estado de bienestar primero, y luego reflexionas sobre los recursos necesarios para abordar posibles ataques verbales de la otra persona.
De hecho, pregúntate. En las últimas situaciones más estresantes para ti, ¿era necesaria esa emoción o ese nivel de emoción, en ese momento y en ese lugar, con esa persona?. Seguro, que si has encontrado después un momento de calma, te habrán venido multitud de opciones de cómo podrías haberlo afrontado, en vez de cómo lo hiciste.
Curiosidad y asombro para regularte emocionalmente
¿Qué podrías haber hecho entonces en esa situación que se te desbordó? En más situaciones de las que piensas, tienes tiempo previo para ajustar tu nivel de energía. Así podrás, afrontar mejor la situación, la conversación o esa relación difícil o preocupación. No obstante, necesitas el tiempo de conocerte. ¿Qué señales de seguridad tienes en tu interior cuando te sientes bien?. ¿Cómo las puedes usar en las situaciones que requieren mayor concentración y más movilización?. Prepárate. Conócete. Lleva contigo tus mejores fortalezas y enfoques a una situación retadora y quizá, desestabilizante.
En otra ocasiones, tu entrenamiento personal te ayudará a que en esas situaciones que no te esperas, puedas aplicar la gestión emocional y la resiliencia al instante. Es decir, hay circunstancias, conversaciones e interacciones que ocurren sin previo aviso, no las puedes preparar.
En esas situaciones, cobra especial importancia el conocimiento que tienes de ti mismo, para reaccionar con tus mejores recursos. La seguridad de que tienes recursos que has practicado en otras ocasiones, te ayudará.
En esta parte, dos habilidades creo, poco practicadas, son importantes. El hábito de tener curiosidad por conocerse a uno mismo y la capacidad de asombrarse a uno mismo. Sí, pese a que tengas una trayectoria importante de desregulación emocional, siempre hay pequeños momentos de bienestar. Busca los destellos de bienestar que has tenido o tienes a diario. Sé curioso sobre lo que te hace sentir plenitud y calma. Préstate atención, también para buscar y asombrarte qué cosas te hacen sentir bien. Vuelve a ellos cuando los necesites.
La regulación emocional implica sentir todos tus estados emocionales, nivelar su intensidad, y saber volver a estados emocionales de calma, bienestar y satisfacción.