Cómo protegerse del sentimiento de culpa

Cómo protegerse del sentimiento de culpa. ¿Cómo lo llevas?. ¿Te acompaña el sentimiento de culpa habitualmente en tu vida?.

El sentimiento de culpa es un sentimiento bastante frecuente originado por la creencia de que has hecho algo malo o equivocado. Incluso, este sentimiento de culpa incluye la creencia de que has hecho daño de alguna forma a otra persona. Es esa terrible sensación de eres “el malo”.

A decir verdad, es muy difícil vivir sin herir a nadie. Ya que cada uno elige sus prioridades vitales y sus decisiones. Vivir de acuerdo a unos estándares, criterios o valores personales puede hacer que, de vez en cuando, actúes de forma que puedes ofender o herir a alguien sin querer.

Habitualmente el sentimiento de culpa, suele ser puntual y temporal, y desaparece fácilmente. Es ese sentimiento de culpa que aparece cuando te saltas tu dieta, te gastas más dinero que lo presupuestado, procrastinas … etc.  Cuando tienes esta señal de culpabilidad, normalmente tratas de buscar formas de compensarlo, disculparte, o de arreglar la situación. Este sentimiento suele ser pasajero y no acaba molestando ni dañándonos demasiado emocionalmente.

De hecho, podríamos decir que la culpa, al igual que la vergüenza, tiene un papel funcional. Te avisa de cuándo te alejas de tus prioridades, y de lo que consideras adecuado para ti, y para los que te rodean. 

Ahora bien, no todo sentimiento de culpa es funcional ni adaptativo. Algunos sentimientos de culpa y sus motivos, realmente dañan mucho la salud emocional de las personas. Cuando el sentimiento de culpa está arraigado en tu vida, y dura ya mucho tiempo, empieza a ser no saludable.

Vamos a profundizar hoy en el sentimiento de culpa para entenderlo mejor según el análisis de algunos autores, entre ellos Guy Winch, que nos indica tipos y consecuencias.

Cómo protegerse del sentimiento de culpa

Repasa conmigo los tipos de sentimiento de culpa más frecuentes. Verás sus implicaciones y puede que te ayuden a comprenderte mejor.

Tipos de culpa.

Culpa no resuelta

Este tipo de culpa es la más frecuente y la más dolorosa. Una de las principales razones es que, en ocasiones, crees que eres bueno en pedir disculpas. Pero, te das cuenta que no es así, y la posible disculpa que has hecho, no ha resuelto del todo la situación. Seguramente podrías haberlo hecho de una manera más eficiente.

Otra forma en la que la culpa permanece sin resolver es cuando realmente el daño causado a otra persona demasiado grande para que te pueda perdonar. O bien esa persona quiere perdonarte pero no está siendo capaz. En ambas situaciones, el sentimiento de culpa no se resuelve y puede convertirse en un sentimiento tóxico. Además, es habitual que te acompañe una gran ansiedad difícil de mitigar.

Podríamos incluir aquí también, el sentimiento de culpa que tiene que ver con pensar que hemos hecho algo malo porque otros no se sienten bien. Con lo que el criterio para validar tu estatus de culpa, lo tienen los demás. Este escenario es bastante tramposo, porque tiende a hacerte creer que la única forma de no sentirte culpable es atendiendo siempre los criterios de los demás. Lógicamente este objetivo es inalcanzable, y racionalmente puede que hasta lo aceptes. Ahora bien, mira las implicaciones emocionales. Si realmente asumes este sentimiento de culpa será difícil, o imposible resolverlo, ya que los criterios y necesidades de los demás cambian constantemente, en una misma persona y entre las personas que tienes más cerca.

Asumir que eres responsable de las emociones de los demás te llevará a una espiral difícil de solucionar. Además, te mantendrá en estado permanente de insatisfacción y valía personal. Será prácticamente imposible que puedas resolver o compensar la situación.

La culpa de los supervivientes

Este sentimiento de culpa aparece en las personas que han sobrevivido a situaciones traumáticas. Se encuentran que ha habido otros implicados que han sufrido más y ellos no. Surgen entonces todo tipo de dudas y preguntas en relación a por qué ellos han salido ilesos de esa situación y otros no. Incluso puede ocurrir que se sientan culpables porque piensan que podrían haber hecho algo para evitar el daño, aunque realmente no es así. Es la culpa de los supervivientes en catástrofes naturales, enfermedades, accidentes o eventos negativos inesperados y no controlables.

Lo más difícil de este sentimiento de culpa es que no puedes hacer nada para resolverlo. No hay nadie a quien pedir perdón, ninguna relación que arreglar, o nada que ajustar en tus prioridades personales.

La culpa por separación

La culpa de separación surge cuando tratas de seguir adelante con tu vida o mejorar de alguna forma y esto implica un coste. Tomar decisiones sobre seguir adelante, a veces, implica que dejas a algunas personas atrás. Bien por que no las ves tanto, o porque tus prioridades ya no son las que eran y esto implica decisiones diferentes entre vosotros.

Este sentimiento de culpa hace que valores tu actuación en esta relación como desleal hacia las personas que dejas atrás. Irse fuera a estudiar, cambiar de residencia por trabajo, decisiones personales que implican otro estilo de vida, etc. Es aquí cuando surge la preocupación de qué pensarán tus seres queridos sobre tus decisiones. También aparece la duda de si estás cumpliendo o no las expectativas de los demás sobre ti. Incluso el miedo de que tus decisiones se consideren desleales y negativas.

Heridas psicológicas del sentimiento de culpa

Hay dos heridas psicológicas fundamentales cuando la culpa empieza a ser tóxica, y no saludable para las personas.

La primera de ellas, es la que incluye un impacto en la vida y felicidad de la persona. Este tipo de culpabilidad reduce seriamente tu capacidad para prestar una adecuada atención a tus necesidades y responsabilidades. Suele provocar auto-castigo.

La segunda, provoca consecuencias muy negativas en tus relaciones personales. Dificulta la comunicación y limita la forma en la que te relacionas. Con este sentimiento de culpa disminuyes la autenticidad del comportamiento. Suele además asociarse al sentimiento de vergüenza.

Para saber cómo protegerse del sentimiento de culpa, es importante que analices qué impacto está teniendo en ti.


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¿Qué impacto tienen las heridas psicológicas del sentimiento de culpa?

  • Autocastigo: Sensación constante de que tienes que “pagar” por el daño realizado. Puede distraerte de tus responsabilidades habituales e inundar tus pensamientos y emociones diarias. Puede paralizarte y convertirse en el tema central de tu vida. De hecho, hasta que no decides realizar algunas acciones para resolverlo, el sentimiento de culpa no es emocionalmente saludable. Es importante que te des cuenta que además de sentirte mal, este sentimiento de culpa te impide sentirte bien por otras vivencias. Puede acabar en desmotivación general y apatía.
  • Bloqueo en relaciones personales: El sentimiento de culpa no resuelto impide cuidar las relaciones actuales y crear nuevas. La tensión de la culpa dificulta hablar con normalidad del hecho que lo motivó, y acabas evitando cualquier conversación al respecto. Esto genera a su vez, que la relación sea difícil y falte confianza.
  • Relaciones tóxicas y con manipulación emocional. Suele darse en relaciones personales my cercanas y familiares. Es un tipo de influencia manipuladora a la que a veces, te sometes cuando alguien muy cercano te envía mensajes condicionales. “Un día me pasará algo y no te enterarás porque nunca me llamas”. “Desde que tuviste esa discusión, tu amigo, tu familiar está sufriendo mucho”. “Si tomas esa decisión, me harás muy infeliz”. Este tipo de manipulaciones realmente se realizan con el objetivo de influir en tus decisiones o comportamientos. Es posible que acabes asumiendo tu culpa por todos estos mensajes. Es importante, entonces recordar que son demandas poco constructivas de los demás, y que la clave está en buscar soluciones saludables. Y no asumir que nuevamente, “eres el malo”, porque no haces lo que esperan de ti.

Agresividad y extremismo

  • Reacciones agresivas. Para lidiar y desprenderte del sentimiento de culpa, es posible que trates de defenderte con todas tus fuerzas. Y esta intensa fuerza, puede resultar en comportamientos agresivos o incluso de evitación e desprecio por otras personas. Actuar de esta forma te hace volver irremediablemente a nuevos comportamientos por los que más tarde te puedas sentir culpable. Así, añadirás al sentimiento de culpa inicial más motivos por los que sentirte mal, poco valioso y posiblemente no digno en esa relación personal.
  • Enfoques excesivos ante las vivencias cotidianas. La culpa puede que te convierta en una persona excesivamente consciente del impacto de tus actos. O bien, que te lleve a ser excesivamente sensible a lo “correcto” y a lo “incorrecto”.
  • Ignorar otras emociones. El sentimiento de culpa puede llegar a abarcar bastante energía y tiempo en tu vida, con el consecuente desgaste emocional. Esto te puede llevar a no ser capaz de disfrutar de vivencias y resultados positivos que estás obteniendo en otras áreas o relaciones de tu vida.


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Cómo saber si el sentimiento de culpa es tóxico o saludable

Diana Lalor, Psicóloga y Propietaria de Cottesloe Counselling Centre, y la Dra. Margaret Paul, co-creadora de la web Inner Bonding, nos ayudan a entender claramente la diferencia y los objetivos a trabajar. El sentimiento de culpa puede ser saludable y ayudarte. En otros casos, no sólo no te ayudará, sino que te afectará emocionalmente de forma seria.

También repasaremos algunas de las recomendaciones de Leon F. Seltzer de Psycology Today.

Para potenciar las estrategias de afrontamiento y saber cómo protegerse del sentimiento de culpa es fundamental saber si es saludable o tóxica.

Cómo es el sentimiento de culpa saludable

El sentimiento de culpa es saludable cuando has hecho algo erróneo (hacer daño a alguien de forma deliberada, por ejemplo). Este sentimiento te permite ser consciente y asumir la responsabilidad de tus decisiones y tus acciones. Cuando enfocamos la culpa de manera saludable, tu voz interior te permite poner el foco en cómo mejorar para la próxima vez. Así, esta perspectiva del sentimiento de culpa te facilita observarte valorar tu comportamiento en la medida que cuidas o no de los demás.

Cómo es el sentimiento tóxico de culpa

El sentimiento de culpa puede volverse tóxico cuando eliges ser excesivamente responsable, consciente y competente. Casi buscando el perfeccionismo. Esta forma de afrontar tus vivencias puede llevarte a asumir más responsabilidades y tareas de las que realmente puedes afrontar.

Con frecuencia el sentimiento tóxico de culpa se basa en la creencia de que puedes controlar e influir en los sentimientos y comportamientos de los demás. Eso sí, con la condición de que actúes “correctamente”. Este enfoque condicional te lleva a juzgarte a ti mismo constantemente de forma que trates (falsamente) de asegurar o justificar que tu comportamiento es correcto. De esta forma, esta constante auto-evaluación negativa de ti mismo provoca el sentimiento tóxico de culpa.

Como consecuencia puede que te veas inmerso en un círculo sin salida. Tiendes a creer que has hecho “algo malo” cuando realmente no lo has hecho. Por ejemplo, dejar un trabajo, decidir estudiar fuera, o cambiar las prioridades en tu vida puede causarte un sentimiento tóxico de culpa. Es posible que consideres que dejas atrás o haces que sufran otras personas.

Todas las decisiones personales implican cambios para las personas que están a tu alrededor. Resulta imposible conseguir que todo tus seres cercanos se sientan bien con tus decisiones. Fundamentalmente, porque no son tú. Tienen otras prioridades, otros valores, y seguro tomarían otras decisiones. No olvides, que tú tienes derecho a tus propias elecciones.

Limita tu responsabilidad

No eres responsable de cómo se sienten los demás, sólo eres responsable de tu intencionalidad. Si tienes la intención de hacer daño a alguien, eres responsable del resultado de estas acciones. Ahora, cuando tratas de hacer algo por y para ti mismo, sin la intención voluntaria de hacer daño a alguien, no eres responsable de cómo se sienten los demás.

El sentimiento tóxico de culpa no admite errores. Provoca que esperes demasiado de ti mismo y de los demás. Puede surgir ante:

  • Conflictos de valores personales.
  • Disciplinas excesivamente rígidas o duras.
  • Estándares o normas de comportamiento poco realistas.


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Cómo centrarte en la culpa saludable y protegerte del sentimiento tóxico de culpa

cómo resolver el sentimiento de culpa

  1. Reconoce el tipo de culpa con el que estás lidiando. El sentimiento de culpa es útil siempre que te ayude a mejorar. Tiene un propósito y te facilita crear nuevos retos que potencien tu madurez personal. Cuando no existe ningún propósito por el sentimiento de culpa, permanece alerta. En este caso, necesitas de la inteligencia emocional para resolver esta emoción.
  2. Planifica cambios o compensaciones si la situación que has originado realmente está en relación a un comportamiento que puedes mejorar. La culpa saludable te avisará de que necesitas realizar algo diferente de cómo actúas habitualmente. Esa acción diferente te permitirá reparar o compensar el impacto que se ha producido en tus relaciones. Piensa cuál es el siguiente paso que necesitas hacer.
  3. Acepta que te has equivocado, pero actúa. Si tus intenciones de traicionaron y realizaste en algún momento algo que sabes que dañaría a otros, arréglalo o compénsalo. Haz algo, actúa. Cómo se sienta la otra persona depende de ella.  Que tú vuelvas a restablecer tus prioridades, intenciones y valores depende de ti.
  4. Aprende y ten en cuenta que la perfección no existe para nadie. Acepta que todo no lo sabes hacer, que puedes equivocarte y que ese, justo, es el momento en el que puedes aprender. Ni siquiera las personas que admiras son perfectas. Todas las personas tienen un potencial de mejora. Llena tu potencial de mejora de nuevos hábitos, enfoques, estrategias y decisiones. En caso contrario, te privarás de crecer personalmente.

Más estrategias para conseguir un sentimiento de culpa saludable

  1. Admite el poco control que tienes sobre el comportamiento y las emociones de los demás.  Esta aceptación te ayudará a juzgarte menos y en consecuencia a castigarte menos, por no cumplir las expectativas de los demás. Así, podrás fomentar y aprovechar mejor los sentimientos saludables de culpa.
  2. Aprende a perdonarte y a seguir adelante con orgullo. Estoy segura de que el mismo comportamiento que no te perdonas, lo perdonarías a otra persona. Eres igual de valioso que los demás. ¿Para qué mantenerte en una posición inferior?. Necesitas ser la principal fuente de perdón y de estima hacia ti mismo. A partir de ahí, los demás podrán aceptarte y apreciarte mejor. Es muy doloroso permitir que la falta de perdón a uno mismo invada toda tu vida.
  3. En el pasado, no sabías lo que sabes ahora. Como dijo Heráclito: “nunca nos bañamos dos veces en el mismo río”. Considerar que acciones pasadas las hubieras realizado de otra manera es inevitable. Esto no te convierte en culpable. Sencillamente, lo que eres hoy te hará casi siempre ver acontecimientos pasados de otra forma. Tú has cambiado, seguramente eres más sabio que ayer y afortunadamente harías las cosas de otra forma. Significa que has crecido. Pero no, que te equivocaste.
  4. Acepta que en ocasiones estás asumiendo ideales muy altos que no son los tuyos. En ocasiones, si lo analizas, es posible que estés asumiendo expectativas e ideales excesivos. Primero que puede que no sean tuyos, los asumiste por presiones familiares, sociales o laborales. Y segundo, que puede que sean muy altos, y no tengas en cuenta tus propios límites. Deja de culparte por ello. Decide en qué quieres invertir energía, tiempo y compromiso por ti mismo y hasta donde te haría sentir satisfecho.

2 estrategias más para afrontar el sentimiento de culpa

  1. Reconoce tu derecho a proteger tus propios intereses. Aprende a decir no cuando lo consideres sin sentirte culpable por ello. Estar constantemente accediendo a las demandas de los demás cuando, sobre todo, va en contra de lo que tu sientes o piensas, no te ayudará. Te situará en un plano inferior a la opinión de los demás por miedo a ser rechazado. Las personas que de verdad te aprecian respetarán tus decisiones y elecciones. No necesitan que estés siempre actuando como lo harían ellos.
  2. Ten un diálogo compasivo contigo mismo. A lo largo de tu trayectoria vital, seguro que has recibido muchos mensajes y recomendaciones sobre cómo comportarte y cómo ser para ser una “buena persona”. Es lógico, ya que esto te ha permitido seguramente llegar a ser parte de quién eres. Ahora bien, conforme te has hecho adulto, estoy segura de que has tenido tus propias experiencias y aprendizajes. Has ido elaborando seguro tus propias prioridades, intereses y elecciones. En ocasiones, estos nuevos aprendizajes han entrado en conflicto con lo que “te enseñaron”. Y es totalmente normal. La vida cambia y los intereses de las personas son diferentes. Asúmelo. El mayor protagonista de tu vida eres tú. Y tienes por ello, derecho a vivir con los valores y decisiones que tú elijas. Aprende a integrar lo aprendido en el pasado con tus nuevas elecciones sin castigarte mentalmente por ello.

Conclusión

Cómo protegerse del sentimiento de culpa es el objetivo que te traigo hoy. Recuerda estas recomendaciones para revisarlas desde la calma cuando tengas un rato para ti:

  • Identifica el tipo de culpa con el que estás lidiando y qué nivel de ansiedad de está causando. Puede ser una culpa no resuelta, por supervivencia o por separación.
  • Analiza las heridas psicológicas que están siendo un coste emocional para ti. El auto-castigo, el bloqueo en relaciones personales, la manipulación emocional y las reacciones agresivas son algunas de ellas.
  • Aprende a diferenciar si el sentimiento de culpa que estás experimentando es tóxico o saludable. Si es saludable te ayudará a mejorar. En caso de ser tóxico, necesitas invertir en regular las emociones que sientes en esas situaciones.
  • Crea acciones de cambio y mejora para comportamientos que sabes que puedes hacer mejor u aprender.
  • Asume que el error es parte del aprendizaje vital.
  • Recuerda que no tienes control sobre las emociones y los comportamientos de los demás. Sólo eres responsable de la intención de tus actos y decisiones.
  • Se compasivo contigo mismo como lo harías con los demás.
¿Cuánto te afecta en tu vida diaria el sentimiento de culpa?
¿Has analizado si puedes hacer algo para arreglar la situación?. ¿Cómo lo solventarás?
En caso de que no puedas hacer nada y no te permita aprender, ¿por dónde empezarás para aceptarte y ser compasivo contigo mismo?. Te en cuenta que puede que estés sintiéndote culpable sin necesidad de hacerlo.

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